Radiografía de la cultura ‘skinhead’: el surgimiento de los neonazis
Una de las pocas premisas universales de las Ciencias Sociales es la concepción de las personas como seres intrínsecamente sociales. Según el famoso psicólogo Henri Wallon (1879-1962) “el individuo es esencialmente social… lo es genéticamente”. En su época, dominada por el pensamiento individualista y determinista, estas afirmaciones levantaron grandes debates y polémicas.
No obstante, en la actualidad, gran número de estudios demuestran que nacemos con una predisposición innata para las relaciones sociales. Y que, de hecho, la personalidad y prácticamente todo lo que define a las personas sea crea en base a sus interacciones en sociedad.
De esta manera, la pertenencia a un grupo es una condición indispensable para el desarrollo psicológico de los seres humanos. Así pues, a través de comportamientos solidarios, leales y de cooperación, se va formando parte de la cohesión de grupo.
Un grupo bien cohesionado hará que la seguridad y confort como personas aumente. Además, será una pieza indispensable de la generación de la propia identidad. No en vano, la sociedad y el grupo actúan de marco de referencia y hacen de espejo sobre el que mirarse.
De este modo, tribu urbana, subcultura o culturas juveniles son diferentes términos que se utilizan en las Ciencias Sociales para dirigirse a lo que se puede denominar grupos de referencia. Así pues, como bien estudia la sociología, la antropología o la psicología social, un grupo de referencia es aquel en que la persona se identifica y, por tanto, usa de modelo para valorar su conducta. O, al menos, parte de ella.
Las tribus urbanas o culturas juveniles son grupos de referencia donde la juventud en general (aunque también gente de todas las edades) se adscriben buscando referentes culturales e identitarios, en cierta manera, como una forma de escape al mundo y las reglas sociales establecidas. Una de las características principales de las culturas juveniles es su dinamismo y su continua transformación, pues, como grupos sociales que son, están sometidos a todas las influencias del entorno social.
Además, las Ciencias Sociales ubican las culturas juveniles como un producto de la posguerra (1950-1960) donde se asienta la categoría social de juventud. En las siguientes décadas hasta la actualidad, la creciente globalización ha propiciado que surja una infinidad de grupos, tribus urbanas y culturas juveniles, las cuales, en general, se autoidentifican alrededor de fenómenos artísticos como la música, aunque también en base a cuestiones culturales, ideológicas o netamente estéticas.
Los ‘skinhead’ como grupo social
Los skinhead tienen su origen en la Inglaterra de los años 60. En esta época existían dos grupos juveniles que destacaban frente al resto y que acabaron conformado la cultura skinhead. Por un lado, los mods (abreviatura del inglés modernist), personas jóvenes de clase obrera que se identificaban con las peleas, el alcohol y el sexo, escuchaban música negra como el soul o el Rythm & Blues y que estaban influenciados a su vez por el hippismo (movimiento más relacionado con las clases medias).
Por otro lado, en Jamaica, se encontraban grupos juveniles llamados rude boys (chicos rudos) de gustos parecidos a los mods, que, además, escuchaban música reggae y rocksteady. Asimismo, en 1962, con la independencia de la isla respecto a su antigua metrópolis, Reino Unido, gran número de jamaicanos emigraron hacia las islas británicas, llevando su estética y música.
Los mods comenzaron a sentirse atraídos por las nuevas influencias jamaicanas, especialmente las musicales y estéticas. De esta manera, los dos grupos empezaron a frecuentar las mismas discotecas y espacios. Fue a través de esta combinación donde surgió el género musical denominado como “Ska” y se fue forjando una ideología contraria a la hippie.
La interrelación entre estos dos grupos radicalizó su postura y fueron adoptando una actitud/estética más agresiva por lo que se les pasó a denominar hard-mods (mods duros). Así pues, empezaron a vestir con ropa más práctica que se identificaba con la clase obrera como botas de trabajo y tirantes, y comenzaron a cortarse el pelo más corto que antes, en este caso, para diferenciarse de los hippies.
Es en dichos grupos donde se empiezan a ver jóvenes que llevan el pelo rapado y botas contundentes. A este “subgrupo” se les denominaba de varias formas: noheads, baldheads, cropheads… Finalmente, se asienta de manera definitiva la denominación de skinheads, que en castellano se ha traducido como cabezas rapadas.
Los skinheads siguieron escuchando la música de los rude boys. Por otra parte, la vestimenta que adoptaron tenía una estética proletaria con chaquetas abombadas “bombers”, camisas, tirantes, botas y vaqueros. La estética era una seña de identidad fuerte, pero lo que realmente los diferenciaba de otros grupos era la violencia y el vandalismo. Eran muy frecuentes los enfrentamientos con la policía y sus antagonistas, los hippies.
La mayoría de información y análisis sociohistóricos sobre este movimiento coinciden en que los primeros skinheads no eran racistas, aunque tampoco los identificaba el antirracismo. En cierto sentido, no tenían una ideología política bien marcada dentro del movimiento y dentro de la cultura skinhead convivían las diferentes visiones e ideologías que componían a la clase obrera inglesa de la época.
A raíz de la celebración de la Copa del Mundo de Fútbol de 1966 en Inglaterra, muchos skinhead fueron moviéndose y relacionándose en los campos de fútbol, convirtiéndose en hooligans.
Aún por entonces los skinhead no tenían una ideología política clara, y aunque muchos se identificaban como patriotas, no eran xenófobos, ya que compartían espacio con los propios migrantes jamaicanos que estaban dentro del movimiento y que, además, habían sido una clara influencia musical y estética en la conformación de los skinheads.
A causa de los incidentes violentos protagonizados por los skinheads en las calles y los estadios de fútbol, la prensa puso su objetivo en ellos. La opinión pública cercó el foco sobre esta tribu urbana, el movimiento fue perseguido y muchos de los jóvenes que formaban parte de él acabaron abandonándolo, dejando este creciente movimiento como una especie de moda pasajera.
Los años 70, la aparición del punk y la politización del movimiento
La aparición del género musical punk modificó la escena de la cultura skinhead. Este estilo musical comenzó a ser escuchado por muchas personas afines al movimiento, debido a que era un estilo de música proveniente de las clases sociales bajas con ínfulas rebeldes y antisistema. Dentro del propio punk surgió el “Oi!”, un estilo que se caracterizaba por unos ritmos más rápidos, potentes y radicales.
Esta nueva corriente surgía en parte como reivindicación hacia el punk más comercial, el cual había perdido la esencia antisistema que sostenía la música de bandas icónicas como Sex Pistols o The Clash. De esta manera, sobre finales de los 70 principios de los 80, este estilo musical se consolidó como el predilecto de los skinheads.
Además, es también por estas fechas cuando el movimiento va adoptando una estética paramilitar a través de pantalones militares o chaquetas abombadas y afeitándose por completo la cabeza.
Es en esta época donde se inicia un acontecimiento que marcaría la cultura skinhead hasta la actualidad. La crisis de los años 70 y 80 provocada por el alza de los precios del petróleo fue devastadora para la clase obrera inglesa. La conservadora Margaret Tatcher privatizó las industrias más importantes del país (nacionalizadas años atrás por el Partido Laborista). Además, privatizó gran parte de la economía inglesa, recortando drásticamente en gasto público, debilitando los sindicatos y, por último, se involucró en la guerra de las Malvinas contra Argentina.
Este contexto dejó un caldo de cultivo idóneo para el surgimiento de discursos populistas de extrema derecha, los cuales no tuvieron la menor duda de culpar a la inmigración de las problemáticas socioeconómicas del país en lugar de hacerlo contra la receta neoliberal aplicada por la Dama de Hierro.
De este modo, las fuerzas políticas de extrema derecha como el British Movement y el National Front buscaron persuadir con sus argumentaciones xenófobas a personas jóvenes blancas de clase obrera, utilizando un discurso que culpaba a la inmigración proveniente de países como Pakistán, India y Jamaica frente a problemáticas como el paro. Muchos skinheads fueron captados a través de estos discursos convirtiéndose en militantes activos de la ultraderecha y dando paso al surgimiento de los skinheads neonazis.
El fascismo dentro de los skinheads se expandió rápidamente por Inglaterra. Grupos famosos de punk como Skrewdriver empezaron a componer y tocar canciones con claros mensajes racistas, xenófobos y con evidentes referencias al fascismo. Esto generó que más skinheads se radicalizaran hacia posturas ultraderechistas y se afiliaran a los partidos ya nombrados antes como o al partido de extrema derecha British National Party.
Además, a raíz de este movimiento se fundó la organización neonazi Blood & Honour y la corriente musical “Rock contra el Comunismo”, la cual agrupaba a las bandas racistas y fascistas, movimiento que buscaba crear una contrapartida del movimiento “Rock contra el Racismo”.
Tanto la organización Blood & Honour como la corriente musical “Rock contra el Comunismo” fueron financiados y asesorados por los partidos anteriormente nombrados.
Finalmente, es en estos años cuando se produce también la denominada segunda ola del ska, donde los skinheads tradicionales vuelven a la escena defendiendo los ideales originales de la cultura, respondiendo así a los skinheads neonazis.
La expansión de la cultura ‘skinhead’ y la conformación de los subgrupos
Es a principios de los años 80 cuando la cultura skinhead se expande por los demás países del globo. En este caso, no lo hizo en su forma tradicional originaria de los años 60, más bien fue a través de la música “Oi!”, donde se encontraban tanto bandas de izquierda, anarquistas y de extrema derecha. De esta manera, el movimiento llegó al resto del mundo ya politizado. Es en esta época, de hecho, cuando se van asentando y diferenciando los subgrupos dentro de la cultura skinhead.
En esa década, los skinheads neonazis comenzaron a protagonizar agresiones frente a población judía, gente negra, inmigrantes en general, mendigos y prostitutas (sobre todo en Estados Unidos y Europa). A raíz de estos acontecimientos, se empezó a generar una opinión pública que generalizaba y encasillaba toda la cultura skinhead dentro del neofascismo.
Así pues, en 1986, como respuesta al movimiento skinhead neonazi se funda en Estados Unidos la agrupación SHARP (Skin Heads Against Racial Prejudice), la cual promovía una cultura skinhead antirracista y en contra de cualquier tipo de discriminación. En castellano a menudo se hace referencia a ellos como “sharperos”.
Posteriormente, en los años 90 se crea una división política dentro de los SHARP y surge el colectivo RASH (Red and Anarchist Skin Heads). Esta nueva organización agrupaba a los skinheads que tenían ideologías de izquierdas (comunistas, socialistas o anarquistas). Se les suele llamar simplemente “red skins”.
En la actualidad, existen diferentes subgrupos dentro de la cultura skinhead influenciados por los acontecimientos descritos en el párrafo anterior, diferenciados por las épocas y las diferentes olas del movimiento: los skinheads tradicionales o skinheads del 69, aquellos que defienden los valores tradicionales y originarios de la contracultura en los 60; y los skinheads que están influenciados principalmente por el estilo musical “Oi!”, denominados skinheads del 77.
Los SHARP y los RASH son en su gran mayoría de esta época, no obstante, muchos defienden los valores tradicionales del 69 aunque los movimientos a los que pertenecen se originaron décadas después. Y, por último, los skinheads neonazis, llamados por los demás grupos boneheads (cabezas huecas), en su gran mayoría también del 77.
También se pueden clasificar a los skinheads por su ideología: los skinheads apolíticos, los antirracistas (SHARP), los red skins (comunistas o socialistas) y los skinheads de extrema derecha o neonazis.
La politización de las culturas urbanas en la actualidad
Al igual que con el movimiento skinhead, la extrema derecha actual también se ve interesada en las culturas urbanas de hoy en día, pues en ellas tiene una potencial captación de votantes influenciables y jóvenes.
Existen múltiples ejemplos en diferentes países, como el trap antifeminista en Brasil bajo la campaña de Jair Bolsonaro o incluso en la India donde ha surgido un género musical catalogado como “patriotic pop” utilizado por la derecha ultranacionalista.
En Francia se ha intentado utilizar la música techno por partidos como Agrupación Nacional. En España se ve un intento por parte de la ultraderecha de acercarse a la juventud a través del rap, un estilo musical con unos claros orígenes antifascistas englobados dentro de la cultura hip hop.
No obstante, aunque la escena hip hop es claramente antagónica a la extrema derecha, raperos como Santaflow o Grillex representan un intento de conexión con la juventud por parte de la ultraderecha, pues estos MC españoles han realizado canciones con numerosas connotaciones negativas sobre feminismo, el movimiento LGTB y con claras referencias ultranacionalistas.
Sin embargo, cabe añadir que el efecto de estas intrusiones en el movimiento no parecen ser ni por asomo del mismo calado e igual de efectivas como lo fueron sobre la cultura skinhead.
Es más, ha habido algunos MC pioneros del movimiento hip hop en España como El Meswy y Frank T que han puesto de manifiesto su desagrado sobre la instrumentalización del rap por parte de una ideología antagónica al movimiento como es la extrema derecha (incluso sacaron una canción llamada Fachero criticando esta situación).
En definitiva, este análisis conduce a una reflexión final, y es que en el plano cultural se llevan a cabo verdaderas batallas por la politización de las culturas urbanas, que acaban provocando la radicalización de los grupos a través de los discursos de odio y el surgimiento de actos violentos sobre las minorías.
Ahora más que nunca se debe hacer un ejercicio de comprensión y análisis para dejar las intenciones de la extrema derecha sobre estos movimientos Al Descubierto.
Articulista. Sociólogo y gestor medioambiental, con suerte de poder compartir vocación y formación. Las Ciencias Sociales son una parte muy importante de mi vida. Considero la divulgación a través de la sociología como una gran herramienta para destapar las injusticias sociales y arrojar luz sobre la actualidad diaria contribuyendo así a ser un poco más libres y justos.
Me ha gustado el artículo. Es sencillo seguirlo y entenderlo por cómo está estructurado. Buen trabajo.
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