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Marine Le Pen vs Eric Zemmour: la extrema derecha francesa se divide

Las elecciones presidenciales en Francia se celebran en abril de este año. Quedan apenas dos meses. Y, en las últimas semanas, el país ha sido un auténtico polvorín. Existen cuatro candidatos principales: Emmanuel Macron y la plataforma La República en Marcha (centro derecha) que sigue en cabeza en las encuestas con un 25% de los sufragios; Marine Le Pen de Agrupación Nacional (extrema derecha) con un 17%; Valérie Pécresse de Los Republicanos (derecha conservadora) con un 15%; y Eric Zemmour y su plataforma ¡Reconquista! (extrema derecha), con un 14,5%.

Mientras las tres últimas candidaturas citadas disputan quedar justo detrás de Macron para poder pasar a la segunda vuelta en las elecciones y tener posibilidades de presidir el Elíseo, se está librando otra disputa: el choque de dos relatos ultraconservadores. Y es que, como sucede en Italia con Matteo Salvini y Giorgia Meloni, hay dos fuerzas políticas de extrema derecha pugnando por el voto en la carrera electoral, lo que se ha traducido en varias confrontaciones.

Esto se ha visto reflejado cuando, después de varios años en segundo plano en el ámbito político nacional, la sobrina de la histórica líder ultraderechista Marine Le Pen, Marion Maréchal Le Pen habría manifestado a Le Figaro su predisposición política hacia Éric Zemmour de cara a estos comicios, y no hacia su tía, Marine Le Pen. Algo que ha dado mucho de qué hablar.

La sobrina de Le Pen, fundadora del think tank ISSEP y cerca a partidos como Vox, había marcado distancia públicamente con la candidatura presidencial de su tía: «Éric Zemmour lucha por la desaparición del cordón sanitario entre la llamada derecha republicana y nosotros; Marine Le Pen nunca ha estado a favor de la desaparición de esta línea de demarcación, sólo quiere estar en el lado adecuado».

Las declaraciones aterrizaron después de que varios integrantes del antiguo Frente Nacional, dejaran de lado a Le Pen y optaran por sumarse a la campaña de Zemmour. Esto supuso un golpe para la líder de ultraderecha, no obstante, como ella misma declaró, el gran golpe y el que realmente le afectó fue el de su sobrina Marion, a la que había criado durante su infancia y era de su misma familia, tal y como afirmó en una entrevista televisiva en la cadena ultraconservadora CNews: «Tengo una historia particular con Marion: yo la crié, junto con mi hermana, durante los primeros años de su vida. […] Así que es brutal, es violento, es difícil para mí».

Además, todo parece confirmar que Marion Maréchal tiene pensado en volver a primera línea política y de la mano de Éric Zemmour, lo que podría suponer que fuera una de las integrantes de su proyecto para las futuras elecciones presidenciales.

La división del voto

Una de las grandes disputas entre ambos líderes de extrema derecha será el voto de la clase trabajadora. Una pugna que parece ser que supone una buena noticia para Marine Le Pen. Según el último sondeo del Instituto Francés de la Opinión Pública, Zemmour sigue bastante por detrás de Marine Le Pen en el proceso de captación de voto de este grupo de población: 9% frente al 29%.

Y es que, Agrupación Nacional tiene décadas de historia y de implantación en las zonas más obreras de Francia, donde ha construido un discurso y una identidad propia con varios elementos antiliberales. De hecho, cuando una fuerza de extrema derecha utiliza este discurso centrado en el obrero (por ejemplo, reivindicando derechos laborales, mejores salarios, protestando contra recortes presupuestarios…), se le denomina «lepenización».

Por otro lado, Zemmour acumula el doble de intención de voto en las clases más acomodadas, lo que supondría un impedimento para Le Pen que esperaba ampliar su base electoral incluyendo a estos grupos sociales. Parece ser que no lo tendrá nada fácil, de hecho, el sondeo refleja un estancamiento y un retroceso en el intento de captación de voto dentro de estos segmentos de población.

Crecen las tensiones

Hasta ahora los dos líderes de extrema derecha habían guardado las formas y se habían organizado para lanzar ataques hacia el jefe de Estado, Emmanuel Macron. No obstante, este clima conciliador se rompió recientemente por parte de ambos dirigentes

En su reciente mitin, Le Pen acusó a Zemmour de haber saboteado su campaña. Pero no todo quedó ahí, también insinuó que tenía verdaderos «nazis» entre sus filas.

«Ahora quiere hablar del poder adquisitivo, algo que antes le parecía menospreciable», reproducía con tono burlesco Le Pen. Las declaraciones vinieron seguidas de una serie de propuestas electorales de cara a los próximos comicios, tales medidas como: bajada del IVA en el gas y la gasolina, revalorización de la prestación por adulto dependiente y pensión mínima de 1.000 euros.

Pero la tensión no se quedó ahí. Ese mismo día, en otro mitin y ante miles de simpatizantes, Zemmour se anunciaba como «el presidente de la reconciliación de clases, que pondrá de acuerdo al empresario y al trabajador».

Al igual que Le Pen, expuso una serie de medidas de cara a las próximas elecciones presidenciales, tales medidas como: aumentar el poder adquisitivo «dejando de malgastar el dinero público», además, reiteró que suprimiría el gasto en «extranjeros» haciendo referencia a los solicitantes de asilo y a los menores no acompañados; y, finalizó con un anuncio sobre la creación de una «subvención por nacimiento» de 10.000 euros por cada niño «francés» nacido en un municipio rural.

Este choque no ha pasado desapercibido para los medios franceses, que han dedicado bastantes horas a elaborar reportajes y emisiones analizando este choque entre ambas ultraderechas.

Le Pen da un giro a su estrategia

Aunque el abandono de varios miembros de su partido y la «traición» por parte de su sobrina hayan podido afectar a Marine Le Pen, las declaraciones en televisión de una Le Pen emocionada, nos hacen ver el principio de una nueva estrategia por parte de la líder ultraderechista.

«Ahora, amigos míos, voy a dedicar unos minutos a hablaros de mí», anunciaba mientras dejaba de lado el atril y se acercaba al borde del escenario.

«Yo experimenté la violencia política muy pronto, en la escuela, cuando era una niña. Me hicieron pagar por el compromiso de mi padre (…) Persecuciones que me han hecho odiar cualquier idea de discriminación hoy en día», declaraba.

Le Pen recalca en sus mítines la radicalidad de Zemmour para establecer una estrategia de «normalización» de la extrema derecha y así contraponerse a Zemmour como una líder moderada y con cierto carácter presidencial. Una estrategia que parece ser que va surtiendo efecto, pues según un barómetro electoral  elaborado anualmente por la empresa Kantar Public para la televisión pública francesa, reveló que la candidata ha logrado «suavizar» su imagen política de cara a la sociedad francesa.

Una estrategia que recuerda de nuevo a la empleada por Salvini en Italia para situarse por encima de Giorgia Meloni, o de Jobbik en Hungría para intentar ganarle terreno a Viktor Orbán, de Fidesz.

No obstante, la mitad de los franceses sigue considerando que representa «un peligro para la democracia». Un porcentaje muy superior que el del actual presidente, Emmanuel Macron (31%), pero considerablemente inferior que el de Zemmour (62%). Por lo tanto, la imagen de Le Pen podría resultar más «atractiva» para una mayoría de votantes frente a la imagen de Zemmour, aspecto que le podría beneficiar en esa pugna entre partidos ultraderechistas.

No en vano, Zemmour destaca precisamente por ir de polémica en polémica, con múltiples denuncias por delito de odio, con escándalos en su campaña como las acusaciones de violación a su director de comunicación, y defendiendo teorías de la conspiración racistas como «El Gran Reemplazo».

De ahí que Le Pen haya asumido ese rol de la fragilidad para hacer evolucionar su imagen positivamente. Y, también, potenciar otro de sus grandes activos electorales: el voto femenino de extrema derecha.

No olvidemos que gran parte del electorado de Le Pen está conformado por un porcentaje de voto de las mujeres considerable. Es por esto que suavizar su imagen y potenciar el hecho de que sea mujer podría otorgarle todavía más votos frente a un líder ultraderechista «machista» como Zemmour.

Sea como sea, la ultraderecha quiere ganar las elecciones presidenciales. Ahora bien, las disputas entre los varios líderes y la fragmentación en varios de sus partidos podría dificultar todavía más este ansiado objetivo. Porque no siempre funciona el «divide y vencerás».

Enlaces y fuentes:

– Foto de portada: Marine Le Pen. Autor: Rémi Noyon, 22/04/2012. Fuente: Flickr (CC BY 2.0) / Eric Zemmour. Autor: IllianDerex, 05/12/2021. Fuente: Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0)

Moisés Pérez

Graduado en filología hispánica y futuro profesor de secundaria. Apasionado por la política, la sociología y la educación. Convencido de que con la política y la educación se puede cambiar el mundo. Amante del rigor informativo y del análisis de datos para combatir las "fake news"

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