El Congreso vota “no” a la investidura de Feijóo
Hoy se ha celebrado la primera parte de la sesión de investidura de Alberto Núñez Feijóo, candidato por el Partido Popular (PP) que se ha saldado con un esperable “no”. Para superar esta investidura y convertirse en presidente del Gobierno, Feijóo necesitaba ganar por mayoría absoluta (176 o más votos favorables).
Pese a esto, Feijóo se presentaba a la previsible fallida votación con los insuficiente apoyos de las formaciones que le apoyaban tras las elecciones generales del 23J y que sumaban 172 votos: 137 del Partido Popular, 33 de Vox, 1 de Unión del Pueblo Navarro y 1 de Coalición Canaria.
En su contra ha votado el resto de la cámara, constituyendo una mayoría de votos de 178 que unían a PSOE, Sumar, Podemos, IU, Comuns, ERC, Junts, EH-Bildu, PNV, Más Madrid, Compromís y BNG, haciendo que no lograse superar esta primera parte de la investidura. Feijóo se ha quedado a 4 diputados de conseguirlo y, aunque sean pocos, han sido imposible para el líder del PP conseguirlos en estos meses, intentando cortejar inútilmente al Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Junts per Catalunya (Junts).
El debate de la votación ha empezado puntualmente a las 9:00 horas de la mañana. Ha sido EH-Bildu quién lo ha iniciado declarando su “no” rotundo a Feijóo. Tras eso, ha seguido el PNV de Aitor Esteban, quién ha seguido una línea similar. Ambos partidos han declarado que la alianza del PP con Vox les imposibilita votarles.
En el caso del PNV, que es el único partido de ambos que podría haber votado a los populares, han querido incidir en esta cuestión, desmintiendo que con sus votos el PP podría obtener mayoría: «No es cierto que contando con los votos suficientes, ustedes hayan rechazado la presidencia. Para añadir nuestros votos, ustedes tendrían que restar 33 votos, y lo mismo en el caso de Junts», ha dicho Aitor Esteban en una clara referencia al partido ultraderechista liderado por Santiago Abascal. No en vano, desde esta formación han dicho en más de una ocasión que su voluntad era ilegalizar partidos políticos como el PNV.
Feijóo les ha replicado a ambos a la vez, lo cuál ha sentado especialmente mal al PNV. En el segundo turno de réplicas de EH-Bildu, Mertxe Aizpurua ha sido tajante ante las respuestas de Feijóo de por qué apoyaban a Sánchez: “se lo voy a reducir en tres cuestiones: el antifascismo, la defensa de la clase trabajadora y la supervivencia de nuestra nación. Esos son los tres ejes que nos hacen apoyarle”.
Tras esto, han empezado las intervenciones del Grupo Mixto, con UPN o CC, que ha mostrado su apoyo a Feijóo excepto el Bloque Nacionalista Galego (BNG) que le ha negado este apoyo. Cuca Gamarra ha intervenido por el PP, diciendo que votarían a Feijóo, una reiteración siendo el partido del que es presidente. Feijóo ha cerrado la ronda de intervenciones y sobre la 12:55 horas ha comenzado la votación en el Congreso. Esta se ha resuelto con un «sí», «no» o «abstención», votaciones que han llevado al PP a una nueva derrota parlamentaria.
El Vía Crucis del PP o la soledad de unirse a Vox
El Partido Popular ha experimentado su particular Vía Crucis desde que el 23j dejase claro que el partido no tenía los apoyos para gobernar. Los números no daban, al ser necesarios los votos de Junts o el PNV, siendo estos partidos incompatibles con Vox.
Pese a esto, el PP no se daba por vencido y contaba con sacar la investidura adelante con los votos de algunas de las formaciones. El PNV de Aitor Esteban fue firme desde el principio, declarando que el “no” era su única posibilidad. El PP intentó durante más de un mes hacerles cambiar de opinión, hasta que finalmente a finales de agosto se rindieron.
El intento de conquistar a Junts fue un evento sorprendente tras estar afirmando los últimos años que el partido estaba casi en la ilegalidad, amén de las constantes críticas a Carles Puigdemont, líder de la formación soberanista de centro derecha. El PP mandó negociadores a intentar llegar a un acuerdo con Junts, hecho que finalmente no lograron.
Posteriormente y pese a esto, el Rey Felipe VI nombró como candidato a la presidencia a Feijóo, otorgándosele un mes para reunir apoyos en lo que se preveía una derrota segura que el PP se negaba a aceptar y anunciando un proceso de negociación con el resto de fuerzas. Las izquierdas parlamentarias de Sumar, ERC y Bildu se negaron a asistir a la reunión con el PP.
La parte más surrealista de este proceso fue cuando el PP se reunió con el PSOE para negociar una investidura. Un hecho casi inentendible ya que el lema del PP fue “derogar el sanchismo”, por lo que reunirse con Pedro Sánchez para un acuerdo resultaba, como mínimo, contradictorio. Así, Feijóo ofreció un extraño pacto donde él accedía al poder durante dos años para luego convocar elecciones. Un plan que electoralmente tendría sentido y le beneficiaría, pero que no tenía el menor sentido que su principal rival aceptase, desprendiéndose de todo el poder en favor de su gran rival. Y efectivamente esta oferta no llegó a ningún lado.
Finalmente el PP reconoció que la investidura estaba perdida, a no ser que varios diputados se rebelasen y votasen a favor del líder popular, lo que constituiría un transfuguismo. Una poco probable al estar compuesta la bancada más numerosa (y potencialmente peligrosa para esto) del PSOE de leales a Sánchez y la del resto de partidos, de menor tamaño, de personas fieles a sus ideas con nulas posibilidades de ser persuadidos para votare al líder popular.
Pese a ello, que antiguos líderes del partido como el expresidente Felipe González o el exministro Alfonso Guerra fueran críticos con la gestión de Sánchez o que personalidades como Esperanza Aguirre, expresidenta de la Comunidad de Madrid por el PP, que declaró que «Espero que algunos de los diputados del PSOE no voten a Pedro Sánchez, eso sí me gustaría», se mostraran partidarios de esta idea, hizo saltar algunas tímidas alarmas. Lo que finalmente no ocurrió.
Los próximos pasos ante el “no”
Así, tras esta investidura fallida, habrá una segunda sesión de investidura en no menos de 48 horas, por lo que se producirá este viernes 29 de septiembre. En este caso, el PP necesitaría tan solo mayoría simple (más síes que noes).
Sobre el funcionamiento de esta segunda investidura, se tratará de un procedimiento más abreviado que el de la primera votación, tal y como detalla el reglamento del Congreso: «Antes de proceder a esta votación, el candidato podrá intervenir por tiempo máximo de diez minutos y los grupos parlamentarios por cinco minutos cada uno para fijar su posición».
Las oportunidades de que el PP obtenga los votos necesarios son tan escasas como la primera vez, siendo previsible que la totalidad de los 178 votos que votaron en su contra en la primera parte de la sesión de la investidura lo vuelvan a hacer.
En ese caso, la candidatura de Feijóo decaería y el rey debería nombrar un nuevo candidato, que sería presumiblemente el de la segunda fuerza más votada, esto es, el presidente en funciones Pedro Sánchez.
Una declaración de intenciones: Abascal quiere afianzar su relación con el PP
Lo que ha sacado en claro Feijóo de esta investidura es la lealtad de sus inevitables socios de Vox.
La ultraderecha, pese a los constantes desplantes del líder popular, confirmó que sus 33 diputados estaban del lado de su lado. Una confirmación de Vox como fuerza subalterna del PP, donde la formación ha enterrado la guerra que tenía contra los populares por liderar el conservadurismo español.
Durante años, el principal objetivo en redes sociales de Vox no ha sido el PSOE o Podemos, si no el PP. Una fuerza que los de Abascal soñaban con superar y a la que algunos líderes suyos retaban, como fue en aquellas declaraciones de Macarena Olona a Juanma Moreno preguntándole si sería su vicepresidente.
La relación entre ambas fuerzas ha sido constantemente tensa, con un continuo tira y afloja, abruptos desencuentros, como la ruptura con el exlíder popular Pablo Casado en la primera moción de censura de Vox o con la nueva dirección de Feijóo, que intentó alejarse totalmente de Vox. Esto fue especialmente llamativo tras las elecciones locales y autonómicas del 28M y el período prelectoral, donde en el PP sospechaban que podían necesitar a los partidos regionalistas o independentistas.
Pese al intento de Feijóo de seguir distanciándose de Vox tras el 23J, la realidad es que ambas formaciones se necesitan y que cogobiernan en multitud de autonomías. De hecho, si Feijóo fuera presidente nada le impediría meter a Vox en el gobierno, ya que es potestad del presidente del Gobierno formar su gabinete.
Es reseñable cómo Vox ha perdido su espíritu de disputa con el PP tras los terribles resultados del 23J, donde perdieron 19 escaños. Ahora han asumido plenamente su papel de fuerza subalterna del PP, lo que en un caso de repetición electoral podría ser letal para la formación.
Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.