‘Psicología de las masas del fascismo’: la represión sexual como método de manipulación social
Título: Psicología de masas del fascismo (Die Massenpsychologie des Faschismus)
Autor: Wilhelm Reich
Categoría: Ensayo
Idioma: alemán
Fecha de publicación: 1933
Wilhelm Reich nació en lo que fuera el antiguo Imperio Austrohúngaro, en el seno de una familia económicamente acomodada y de origen judío. A la figura paterna se le describe como sumamente autoritaria y en exceso posesiva y, por contra, la vida de la madre transcurrió en un constante sometimiento bajo la sombra de la autoridad patriarcal de su marido, unas circunstancias que finalmente la abocarían al suicidio cuando Wilhelm apenas contaba con catorce años de edad.
Tras cursar la carrera de medicina, Wilhelm Reich se especializó en psiquiatría y, muy tempranamente, pasó a formar parte del círculo más cercano del eminente psiquiatra austriaco Sigmund Freud, convirtiéndose, así mismo, en uno de sus primeros discípulos, además de miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Viena.
Sin embargo, al cabo de un tiempo comenzó a distanciarse tanto de Sigmund Freud, como de la concepción más clásica del incipiente psicoanálisis.
Con el tiempo, fue aproximándose a posiciones políticas netamente socialistas, e incluso, revolucionarias, colaborando activamente con el Partido Comunista Alemán y ocupándose de la problemática sexual de la población más joven, hasta llegar a fundar la Sexpol (Asociación para la política sexual).
A partir de 1933, con la publicación de Psicología de masas del fascismo y el advenimiento del nazismo, se vio obligado a tomar el camino del exilio, peregrinando en un principio por varios países del norte de Europa hasta recalar al fin en los Estados Unidos. En 1939 se establece en el estado de Maine donde funda el Orgon Institute.
Es desde 1947 cuando entra en un periodo de continuos conflictos con las puritanas autoridades estadounidenses, en concreto, debido a sus ideas políticas, y por sus intentos de curar enfermedades físicas mediante investigaciones sobre la naturaleza bioeléctrica de los fenómenos sexuales.
En 1956 le condenaron a dos años de cárcel y a la destrucción de todos sus libros e instrumental de experimentación.
Encarcelado en la prisión de Lewisburg, murió en ella en el mes de noviembre de ese mismo año.
Se podría decir, sin miedo a equivocarse, que el nombre de Wilhelm Reich estará vinculado para siempre con el concepto de «la revolución sexual» ya que, en el ámbito de la ciencia, fue uno de sus principales promotores y pioneros, al menos dentro de su disciplina.
Entre todas sus obras, escritas en el intervalo de 1927 a 1936, destacan La función del orgasmo, Análisis del carácter y La revolución sexual.
Todas ellas, analizaron y contribuyeron al surgimiento de los estudios sobre el autoritarismo y la familia que, en aquellos años, fueron el centro de atención de la Escuela de Frankfurt, una escuela alemana de Teoría Social y Filosofía Crítica.
En enero de 1933, Adolf Hitler es nombrado Canciller, jefe indiscutible del gobierno alemán y, en septiembre de ese mismo año se publica la primera edición de Psicología de masas del fascismo.
Es en este contexto, paradójico, contradictorio, totalitario y de máxima tensión política, social y económica, en el que surge este libro. Un ensayo nada inocente en lo que respecta a la dura diatriba que dispara, no sólo contra el fascismo emergente, sino en su análisis descarnado, sin ambages y directo contra la línea de flotación de unas masas acríticas, vulnerables al ideario faccioso y nefandas.
La clase obrera alemana acaba de sufrir una gran derrota y con ella, todas las fuerzas progresistas, revolucionarias, generadoras de cultura, que persiguen los ya antiguos objetivos de la liberación de la Humanidad trabajadora. El fascismo ha triunfado y a cada instante consolida sus posiciones por todos los medios a su alcance, principalmente a través de la mutación guerrera que impone a la juventud
Wilhem Reich, Psicología de las masas del fascismo, 1933
Estas son las palabras quejumbrosas con las que Wilhelm Reich comienza el prólogo de la primera edición de Psicología de masas del fascismo y que revelan lo que será el desarrollo teórico del libro, partiendo del meteórico ascenso del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP por sus siglas en alemán o, simplemente, partido nazi) en Alemania.
La primera premisa de la que parte el ensayo, consistirá en averiguar las causas de que el fascismo haya calado de forma tan contundente entre las clases populares, y a este respecto, comienza por hacer referencia a las advertencias que en su momento expresará Otto Strasser (Otto Johann Maximilian Strasser, militar y político alemán del ala más izquierdista del NSDAP) en forma de crítica directa al marxismo y sus carencias en cuanto a congruencia entre teoría y praxis:
Vosotros marxistas os declaráis normalmente partidarios de la doctrina de Carlos Marx. Marx enseñaba que la teoría encuentra su confirmación en la práctica. Y, sin embargo, todo lo que sabéis hacer es justificar las derrotas de la Internacional Obrera
Otto Strasser
Strasser incide también en lo que estima que es uno de los errores fundamentales del marxismo clásico, la principal causa de sus derrotas ideológicas entre las masas trabajadoras:
Vuestro error fundamental consiste en negar el alma y el espíritu, en burlaros de ellos, sin comprender que son los que lo animan todo
Otto Strasser
La estructura económica e ideológica de la sociedad alemana
Wilhelm Reich continúa con su análisis de la estructura social e ideológica de la sociedad de su tiempo, sin advertir, por otra parte, que esa estructura será muy semejante a la del cuerpo social del siglo XXI, como si el tiempo se hubiera detenido en aquellos instantes. Sigue haciendo hincapié en los errores propios del marxismo, que a su modo de ver era incapaz de captar la realidad política en cada momento histórico y en toda su extensión y profundidad.
Por ejemplo, el no haber tenido en cuenta la arquitectura caracterológica de las masas y los efectos sociales de todos aquellos elementos que tengan que ver con lo abstracto, la mistificación, los arquetipos psicológicos y las interacciones afectivo-sexuales dentro de la institución familiar.
El fracaso del movimiento obrero significa que nuestro conocimiento de las fuerzas que retardan el progreso social es muy limitado; en efecto, algunos puntos importantes son aún completamente desconocidos. Como tantas otras grandes obras de nuestros pensadores el marxismo ha degenerado también y se ha transformado en un conjunto de fórmulas vacías
Wilhem Reich, Psicología de las masas del fascismo, 1933
Consiguientemente, Wilhelm Reich muestra sumo interés en hacer ver que el marxismo había devenido en un «pensamiento muerto», sin agarres sociales, sin cimientos auténticamente fundamentados y que, en cualquier otro momento, como así ocurrió en la Alemania de la década de los años 30, se derrumbaría indefectiblemente, dejando el camino expedito al fascismo.
En caso de no ser lo suficientemente avezados como para formular un marxismo con vestiduras de «filosofía viva», no habrá, por ende, generación alguna con posibilidades de enfrentarse a las ideologías reaccionarias con garantías de éxito.
El excesivo economicismo provoca que el «marxismo científico» degenere en una suerte de «marxismo vulgar» y, no tener en consideración la subjetividad de las masas, sus instintos primarios, sus irracionalidades, llevará aparejado el dolor y el fracaso histórico.
Precisamente y, a partir de estas reflexiones, uno de los puntos más importantes y a tener muy presente, estriba en la falta de consonancia entre las condiciones materiales de los trabajadores y su conciencia social y política, que no siempre coinciden. Una disonancia que a juicio de Wilhelm Reich está causada, entre otras cuestiones, por ese «factor subjetivo» que aletea sobre el lector desde el mismo inicio de la obra y que escapa al entendimiento del marxista.
Las estructuras caracterológicas que corresponden a una situación histórica dada se construyen, en lo esencial, en la primera infancia y son mucho más conservadoras que las fuerzas productivas técnicas. Se deduce de ello que las estructuras psíquicas van retrasándose poco a poco con relación a las condiciones sociales que las engendran, las cuales evolucionan muy rápidamente y entran en conflicto con las formas ulteriores de vida
Wilhem Reich, Psicología de las masas del fascismo, 1933
La función social de la represión sexual
Otro de los conceptos psicológicos en los que Reich se sumerge a lo largo de este ensayo, no es otro que el papel de la represión sexual dentro de los límites del átomo familiar y su posterior reflejo en el ámbito de la colectividad política.
Wilhelm Reich llegó a la conclusión de que según advirtieron los místicos de todos los tiempos, que el hombre posee una naturaleza moral inmutable y, que esto mismo, supone el mayor obstáculo a la hora de rebelarse contra las instituciones, ya sean religiosas y civiles, como el propio Estado.
Ante esta circunstancia, los marxistas a los que Reich llama «vulgares» han mantenido desde siempre una actitud de desprecio, dando por hecho que el comportamiento de las masas sólo se puede explicar a través y desde los fenómenos económicos. Es decir, el autor viene a decir que el materialismo dialéctico es del todo insuficiente para comprender al ser humano.
Es fácilmente deducible, en vista de ello, que para Reich, la deformación de la vida sexual del individuo, ergo de las masas, es un elemento fundamental a la hora de poder entender el éxito del totalitarismo que, a través de determinadas opresiones y represiones de los instintos primarios, es capaz de crear una estructura psíquica tal que reoriente a los individuos hacia posiciones políticas ultranacionalistas, reaccionarias, oscureciendo sus conciencias y reduciéndose a lo que Gustavo Bueno (filósofo materialista español) dio en llamar el «ego diminuto».
La inhibición moral de la sexualidad natural del niño cuya última etapa es la limitación característica a la sexualidad genital hace del niño un ser angustiado, salvaje, sumiso, obediente, amable y dócil en el sentido autoritario de la palabra. La estructuración autoritaria del hombre se produce en primer lugar por la localización de inhibiciones y angustias sexuales en la materia viva de los impulsos sexuales.
Wilhem Reich, Psicología de las masas del fascismo, 1933
Como se puede comprobar, después de leer este último extracto, y a pesar de su ruptura con Freud, Wilhelm Reich se sigue basando en los postulados psicoanalíticos, los mismos que otorgan un lugar central a las neurosis provocadas por la represión sexual y la contención de la líbido, que la moral autoritaria y judeocristiana consideró desde siempre impropia de un núcleo familiar sano.
Si la inhibición sexual se lleva hasta el extremo, esta refuerza el reaccionarismo político, construyendo individuos que, integrados en la masa, se muestran pasivos y apolíticos, el punto más álgido de la alienación humana.
Igualmente, puede llegar a crear una estructura caracterológica secundaria, induciendo en las personas una actitud de sostenimiento y justificación del orden autoritario.
La inhibición sexual crea modificaciones estructurales en el hombre oprimido económicamente, que le obligan a actuar, sentir y pensar en contra de sus intereses materiales.
Wilhem Reich, Psicología de las masas del fascismo, 1933
La teoría racial
La teoría racial de los nazis no obedecía a los argumentos, a tesis lógicas o a ningún axioma predeterminado, sino a los sentimientos irracionales que atraviesan las frágiles conciencias de las personas, ese «factor subjetivo» del orden místico y cuasi mitológico del que Wilhem Reich habla en los primeros capítulos del libro.
Podría asegurarse, con escaso margen de error, que Alfred Rosenberg (político alemán, colaborador de Adolf Hitler, ideólogo principal del nazismo y responsable político de los territorios ocupados por Alemania) se erigió en el capital ideólogo de esta «teoría racial», a la que él, muy hábilmente renombró como su «tesis del alma racial».
Esta tesis se trata de una forma extrema de metafísica biológica y, para fundamentarla, Rosenberg viene a hacer un refrito mitológico, escogiendo algunos de los dioses de la mitología griega junto a otras tantas divinidades paganas, subvirtiendo su verdadero y profundo significado y haciéndoles coincidir en una supuesta creencia sincrética en cuanto a la pureza de sangre se refiere, basándose en teorías nordicistas y otras creencias anteriormente asentadas.
La teoría racial parte del principio de que el apareamiento de cada animal con un representante de su propia especie constituye una ley de bronce de la naturaleza. Sólo circunstancias excepcionales tales como la cautividad, pueden conducir a la inobservancia de esta ley, y por lo tanto, al mestizaje.
Alfred Rosenberg
Otro de los principios de la teoría racial de los nazis es precisamente esta «ley de bronce» de la naturaleza, que en resumen, viene a indicar que el apareamiento entre dos seres de distinta raza implica la bajada del nivel de calidad biológica de los individuos, puesto que existe una ley natural que rechaza el abastardamiento de los individuos, ya que contraría su voluntad, la de la naturaleza, se entiende.
Cabe destacar, por último, que el mencionado irracionalismo de las teorías raciales fascistas, alcanza el cenit de su extravío a la hora de no privarse en tejer alianzas militares con ciertas razas, según ellos, de infrahombres, como los japoneses o incluso, ciertos pueblos eslavos, dícese de búlgaros, ucranianos, etc.
Una de las fuentes de donde bebe la teoría racial facciosa está igualmente rodeada de un hedor de irracionalidad y absurdez, y se trata nada menos, que de la conocida como «fobia sifilítica», que hace referencia e insiste en la necesidad de mantener la «pureza de sangre» como único medio de prevenir enfermedades venéreas, cognitivas o de cualquier otra índole.
¿Qué se esconde, pues, tras el misticismo de los fascistas?, se pregunta Reich.
La respuesta se obtiene si se analizan las pruebas de la validez de la teoría racial fascista que el propio Alfred Rosenberg nos muestra en su «Mito del siglo XXI»:
Los valores del alma racial que, como fuerzas motrices, se erigen tras la nueva imagen del mundo no son aún parte integrante de la conciencia viva. Sin embargo, el alma significa la conciencia vista desde el interior y, a la inversa, la raza es el mundo exterior del alma.
Alfred Rosenberg
Psicología de las masas del fascismo, una obra influyente y accesible
Los aportes tanto políticos como científicos de Reich podrían decirse que son indiscutibles.
A Wilhelm Reich y a su obra Psicología de masas del fascismo se les debe el haber analizado concienzudamente las técnicas que el fascismo utilizó para someter a las personas desde sus vulnerabilidades psicológicas, y por lo tanto, a todo un pueblo, con el objetivo de que tomaran la determinación de adherirse a unos principios políticos contrarios a los intereses de su posición y clase social.
De igual forma, Wilhelm Reich tuvo el coraje de elevar la psicología social a un rango científico, dando con ello una posible explicación a los actos irracionales más allá de lo estrictamente económico, político y social, marcando un antecedente claro que posteriormente seguirían otros autores como Stanley Milgram o Theodor Adorno. Por otro lado, siguió la estela de otros profesionales en psicología, como Gustav Lebon, que escribió en 1895 La psicología de las masas, y del pensamiento psicoanalítico de Freud con obras como Psicología de las masas y análisis del yo (1922).
Se trata de un libro que analiza en profundidad los mecanismos psíquicos que conducen a las masas a mostrar su apoyo por ideologías que terminan por suponer su propia destrucción como ente social y, por tanto, la descomposición de todo el cuerpo sociopolítico y del estado democrático liberal, tal y como se conoce en la actualidad.
La Psicología de las masas del fascismo es, pues, un libro muy a tener en cuenta, no solo por profesionales en ciencia política y de otros ámbitos, sino también por todas aquellas personas que tengan inquietud por la creciente ola de la nueva derecha radical y de los nuevos fascismos que ha aumentado su presencia en prácticamente todo el globo.
Incluso a pesar de que la mayoría de las teorías psicoanalíticas fueron posteriormente desacreditadas por la ciencia, el análisis del contexto social y político, la aproximación al componente sexoafectivo como un elemento a tener en cuenta y las reflexiones acerca de la magnitud del control de la complejidad de la psique humana no solo influyeron en autores posteriores, sino que a día de hoy sigue siendo una lectura muy recomendable.
Además, para leer esta obra no es estrictamente necesario, al menos a priori, disponer de conocimientos previos en psicología, psiquiatría, antropología o historia. Cualquier persona que desee leer la obra, eso sí, necesitará una pequeña dosis de perspicacia, de intuición y de experiencia social para comprender, sin demasiada dificultad, la casi totalidad de las tesis, conclusiones, desarrollos teóricos y el análisis que el autor hace en el ensayo.
A esto se le añade que no es un libro largo, y con un poco de paciencia, resultará de gran interés para quienes tengan curiosidad por el tema que trata, induciendo a cualquiera a la reflexión, pues es su principal objetivo. El único requisito es comprender que se trata de un libro que tiene valor desde el punto de vista reflexivo e histórico, que ayuda a entender el pasado y el comportamiento de las personas, e incluso de un presente que ya está aquí. No se recomienda, en absoluto, tomarlo al pie de la letra ni entretenerse en conceptos farragosos, sino captar la esencia de lo que se quiere transmitir.
El gran escritor y pensador alemán Hermann Hesse nos recordó, en su momento, que no puede haber una vida noble y elevada sin el profundo conocimiento de los propios demonios y sin la lucha continua contra ellos.
Que en cada mesilla de noche repose un ejemplar de Psicología de masas del fascismo es un ejercicio de la voluntad, de la intención de entablar una lucha continua contra esos demonios, que lejos de permanecer en el pasado, son muy actuales y se encarnan en personajes aparentemente simplones, pero muy peligrosos para la dignidad del ser humano.
Articulista. Nacido en Valladolid, pero cántabro de espíritu, soy colaborador habitual en los medios lapiedradesisifo.com y Lapajareramagazine.com. Autor del poemario «Transido de un abismo» y de títulos de próxima aparición como «La poliantea de los sentidos» y «Crónicas claudinas».