Netanyahu gana las elecciones de Israel de mano de la ultraderecha conservadora y religiosa ortodoxa
Sin aún unos datos oficiales, según el escrutinio a pie de urna y con más de un 95% escrutado, los resultados de las elecciones de Israel darían como claro ganador al ex primer ministro Benjamín Netanyahu que, sumando a sus apoyos obtendría una amplia mayoría de 65 de los 120 escaños en liza.
Los comicios se celebraron este martes 1 de noviembre dando la victoria al Likud, el partido de Netanyahu, con 32 de los 120 escaños, obteniendo dos más que en las elecciones del año pasado.
En segundo lugar, el Partido Hay un Futuro (Yesh Atid), obtendría unos 24 escaños, 7 escaños más que el año pasado, todo bajo el liderazgo de Yair Lapid. Le seguiría con 14 escaños el Partido Sionista Religioso (HaTzionut HaDatit) de Bezalel Smotrich, que aumenta en 8 los escaños. En cuarta posición se encontraría la coalición de partidos Unidad Nacional obtendría 12 escaños, seguido de La Asociación Internacional de los Sefardíes Observantes de la Torá (Shas) liderado por Aryeh Deri llegaría a 11 escaños; UTJ con 8 escaños; Yisrael Beiteinu, UAL, Hadash-Ta`al con 5 escaños; y, por último, el Partido Laborista Israelí (HaAvodá) con 4 escaños.
Así, dentro del Knesset, el parlamento israelí, el bloque del ex primer ministro Benjamín Netanyahu obtendría la victoria frente a la coalición de Yair Lapid en unos comicios con una participación del 71% frente al 67,4% del año pasado, a pesar de que estas son las quintas votaciones en menos de cuatro años. El bloque llamado pro-Netanyahu obtendría 65 escaños dejando lejos al grupo pro-Bibi que se quedaría en 50 escaños. Este bloque mejora en votos pero ve como sus socios de izquierda obtienen los peores resultados de su historia.
La gran sorpresa en estas elecciones la ha dado el ultraderechista Partido Religioso Sionista en coalición con la formación antiárabe, nacionalista y racista Poder Judío, que pasa de 6 a 14 diputados. Junto a los partidos ultraortodoxos Shas y Judaismo Unido de la Torá, darían los apoyos necesarios para que Netanyahu se convierta de nuevo en el Primer Ministro Israelí.
En un país en el que la derecha es demográficamente más numerosa, donde el conflicto con Palestina tiende a ayudar al discurso de la derecha nacionalista y donde ocurren conflictos violentos con cierta asiduidad, se genera un caldo de cultivo propicio para el bloque de Netanyahu. Además, la coalición de partidos árabes Jadash-Taal y Balad se presentaron por separado, ayudando indirectamente al grupo de la derecha.
Más allá de Netanyahu: el radical Ben Gvir
Si bien Netanyahu en elecciones pasadas unió fuerzas con partidos islamistas y centristas, cada vez ha ido optando por una coalición con tendencias más derechistas y con un discurso más homogéneo cuyo objetivos entre otros es el de revisar el sistema judicial afianzando la ocupación de territorios palestinos, una mayor represión contra la población palestina e incluso leyes que permiten el uso de armas a ciudadanos para protegerse.
El Sionismo Religioso que se confirma como tercera fuerza política y se ve como un activo necesario para el gobierno de Netanyahu adelantó mediante sus dirigentes que piensa exigir ministerios como el de Defensa, Justicia o Sanidad en las negociaciones.
Estos buenos resultados vienen de la mano del diputado Itmar Ben Gvir, que ha obtenido gran apoyo en los últimos sondeos y que ha logrado mucho seguimiento en redes sociales tras los conflictos judíos – palestinos en estos dos últimos años.
Hijo de inmigrantes judíos laicos de Irak, se hizo famoso en 1995 por amenazar al primer ministro Isaac Rabin al que llamaba “traidor” y que semanas después fue asesinado. Discípulo de Meir Kahane, es conocido por ser extremista, tanto que incluso el propio ejército le exime de realizar el servicio militar por sus actividades con la extrema derecha.
Militante del partido extremista judío Kaj, tras ser ilegalizado por racismo, ingresó en el Frente Judío Nacional y en 2007 fue condenado por “apoyar al terrorismo” e “incitación al racismo”. Años después acabaría estudiando Derecho y ejerciendo de abogado defensor de extremistas judíos.
Ben Gvir ha sabido llamar la atención mediática con sus provocaciones, avivando el miedo y preocupación de los ciudadanos alegando situaciones de inseguridad e inspirado por el conflicto con Palestina.
Su receta simplista y su beligerancia frente al pueblo palestino, incluso con declaraciones como decir que “Quien apoye atentados terroristas, debe ser expulsado y me da igual si sea árabe o judío” señalando a los diputados árabes como “terroristas y enemigos de Israel”. Entre sus propuestas están la pena de muerte para los “terroristas”, inmunidad para los soldados, deportación de ciudadanos “desleales” y prisión para solicitantes de asilo.
Analistas independientes, activistas, grupos de izquierda y medios de comunicación del país advierten que la deriva a la que llevaría un gobierno con el Sionismo Religioso socavaría la esencia democrática del país. Una situación que no sería nueva en Israel ya que bajo el gobierno de Netanyahu se dieron los primeros pasos para convertirse en una democracia iliberal, el sistema de gobierno predilecto de los nuevos populismos de derecha.
El Partido Sionista Religioso ya propuso inmunidad para el primer ministro, ministros y legisladores. Esta propuesta ayudaría a Netanyahu, que está inmerso en causas de corrupción que incluyen fraude y soborno.
Gideon Rahat, politólogo de la Universidad Hebrea comenta para la Agencia EFE: “Quieren secuestrar la justicia, la Corte Suprema y las reglas democráticas”. “Es ridículo que hayan abierto el debate sobre si Israel debe tener o no Corte Suprema, Fundamental en cualquier democracia liberal”.
El tono amenazante de Ben-Gvir se percibe en sus constantes declaraciones, como estas recogidas por elDiario.es en uno de sus mítines: “Cada vez que [los árabes] atacan un coche judío, nuestra gente, corro a ver qué pasa… Necesitamos leyes nuevas contra los terroristas, necesitamos que todos los ciudadanos puedan protegerse con armas, necesitamos leyes para proteger a los soldados”, “Hamás me ha amenazado pero no tengo miedo” o “Somos los dueños de esta tierra, los dueños de esta casa”, mientras el público presente gritaba: “Muerte a los terroristas”
El Likud intenta blanquear su figura, afirmando que “han demonizado la figura de Ben Gvir. A fin de cuentas seremos nosotros los que marcaremos el paso del Gobierno”.
Licenciado en Ciencias Ambientales y Brew Master Assistant, trabajador en hostelería y bastante tiempo precario. Freak hasta la médula, interesado en política, historia, ciencia… Busco en la divulgación y el activismo una manera de aportar a la sociedad.