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Manosfera, INCEL y placer sexual masculino: ¿hombres que sueñan con una vida sin mujeres?

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La preocupación por el placer sexual masculino en solitario ha ido en aumento los últimos años. Esta tendencia es tan sana como positiva para llevar una buena calidad de vida según indican todos los estudios al respecto, no solo para el estado de ánimo, sino para otras cuestiones relacionadas con la salud como la prevención del cáncer o de otros trastornos. A pesar de que años atrás la moral religiosa ha condenado esta práctica tanto en hombres como en mujeres (aunque más en mujeres) con una buena cantidad de mitos, la ciencia ha logrado poco a poco imponer una visión real.

El problema es cuando esto se entrecruza con ideologías de carácter supremacista, excluyentes y profundamente misóginas, que ven los campos del placer hombre/mujer no como dos campos coincidentes, sino casi como opuestos.

Es aquí donde aparece el mundo de la manosfera. La manosfera, para quien no la conozca, es un término que incluye todo un grupo de foros y comunicadores virtuales unidos por su rechazo al feminismo y a las mujeres, convirtiéndose en un máximo exponente de la misoginia y del machismo.

Este espacio ha ido creciendo en Internet en gran tamaño en los últimos años gracias a una generosa comunidad de youtubers e influencers que abanderan estas ideas desde distintas posiciones. Algunas solo dejan ver un discurso antifeminista subyacente mientras que otras odian de manera plena y abierta a las mujeres.

Así, la manosfera es un espacio que existe en Internet, con su correspondiente reflejo en la vida real, una suerte de subcultura cibernética, donde determinados hombres comparten ideas y creencias que tienen en común el antifeminismo, falsas creencias sobre la igualdad y/o cierto odio a las mujeres, esto último por verse a sí mismos como víctimas de ellas por sus dificultades a la hora de encontrar pareja sexual.

La mayoría de estas posiciones e ideas han sido clasificadas como ideologías de extrema derecha, uniendo a estos elementos el racismo o la homofobia, y con una fuerte relación con el movimiento de la «derecha alternativa» o alt-right estadounidense, donde se entra en contacto con otros discursos conservadores y victimistas.

Además, lo curioso de esto es que, pese a que su filas son casi en su totalidad de hombres heterosexuales, su rechazo a las mujeres en muchos casos los lleva a imaginar un futuro sin ellas, prácticamente asexual.

Así se quiere dilucidar si existe una relación clara entre el aumento de la búsqueda del placer sexual masculino en solitario y el auge de estas corrientes.

INCEL: ¿una vida sin mujeres?

Algunas de las partes más extremistas de los movimientos de la manosfera son los denominados INCEL (célibes involuntarios) o MTGOW (acrónimo de “Men Going Their Own Way”, “hombre que siguen su propio camino”).

Ambos grupos ven el sexo como un placer que les ha sido vetado por el género femenino al no tener unas aptitudes o un estatus suficiente, lo que les lleva a argumentar que las mujeres constituyen un grupo privilegiado que acapara la inmensa mayoría del capital sexual, reservado únicamente para una élite de hombres que cumplen con ciertos cánones (a los que denominan despectivamente ‘Chads’). Esto les causa un gran malestar y frustración que desean pagar con las mujeres y que lleva, en varios casos, o bien a la violencia, o bien con memes y burlas, o bien a defender ideas autoritarias, como que se debería obligar a las mujeres a tener sexo con hombres.

Y aquí surge una de las primeros grandes dilemas: ¿puede ser algo de manera constante tu objeto de deseo y de odio a la vez?¿Qué efectos puede tener esta disonancia psicológica a largo plazo?

Como han mostrado distintos estudios, algunos participantes del movimiento INCEL sufren distintos trastornos psicológicos. Pero esto no es óbice para pensar que sean un movimiento de personas trastornadas. Una gran mayoría están completamente sanas, físicas y psicológicamente hablando. O al menos de base. Por no decir que el hecho de tener un problema de salud mental no tiene que llevarte a tener este tipo de conductas tóxicas.

Para constatar los efectos de esta subcultura, “Carlos” (nombre ficticio de nuestro participante, que desea mantener el anonimato) accede a ilustrar el presente artículo con su experiencia. Carlos participó en el movimiento INCEL desde los 18 hasta los 24 años, cuando entendió que lo que estaba viviendo podía acabar en actos de violencia contra las mujeres.

Al contactar con él de forma telemática, se puede ver que se trata de un chico de unos 26 años, algo corpulento, de pelo negro y rostro que podía describirse como normativo. Para nada es un chico del que se podría pensar que tiene dificultades en el plano sexoafectivo.

Carlos cuenta brevemente sus andaduras en el movimiento INCEL, cómo un desengaño amoroso y posterior depresión le hicieron entrar en contacto en este mundo a través del foro 4Chan. Allí se sintió acogido y, en especial, tenían un objeto de odio al que culpar de todos sus males. Un sitio donde desahogar frustraciones.

Preguntando a Carlos sobre algunas de sus vivencias, nos cuenta el total desprecio hacia la sexualidad de las mujeres: “muchos INCELS soñaban con aprobar un código de conducta para mujeres. Este código sería muy, muy restrictivo son su sexualidad, empujándolas a la monogamia más estricta con penas de verse fuera de la sociedad, con los peores trabajos o teniendo que satisfacer a hombres que no pudieran tener sexo”.

El relato que nos cuenta Carlos es deshumanizador y casi surrealista, pero todo esto está comprobado por distintas fuentes. Sobre la reflexión que hacen los INCEL de una vida solitaria sin la compañía femenina, es bastante claro.

“Sí, la mayoría visualiza que no puede obtener una mujer como acompañante de vida. En esto se juntan muchos factores, como que en verdad no ven a las mujeres como iguales, como personas con deseos y merecedoras de amor. Esto les hace caer en una espiral de victimismo y auténtico odio hacia el sexo femenino”. Se le pregunta a Carlos cómo se expresan y viven los INCEL la sexualidad, para saber si puede dar algunas pinceladas sobre la búsqueda de placer sexual masculino y si puede existir relación entre ambas cuestiones.

“El asunto del sexo es complejo y hay muchos puntos de vista. Algunos reniegan incluso de la masturbación (el denominado NoFap) mientras que otros acuden al sexo de pago. Aunque una mayoría tiene una práctica de la masturbación que mediríamos en lo “normal” aunque con un punto de vista bastante conservador, es curioso que aunque es un movimiento de gente que se considera marginada es implacable con otros marginados a la vez que con ciertas rarezas. Aunque sí, muchos sueñan con la llegada de “mujeres robots” para sentirse “libres” de la presencia de mujeres”.

Finalmente, Carlos habla de cómo se alejó de la manosfera: “en el último año que participé vi que el nivel de degradación y deshumanización era superior a todo lo que había visto. Sin duda eran mucho más radicales y hostiles que cuando los encontré. Además, algunos participantes tenían como héroes a gente muy peligrosa, incluso que habían sido calificados como terroristas. Decidía intentar resetear mi mente de esos pensamientos. Me costó pero finalmente aprendí a comunicarme, encontré una novia que sirvió para completarme y hoy en día soy bastante más feliz lejos de todo aquello.”

La narrativa de Carlos, aunque interesante y esclarecedora, no sirve para establecer relaciones entre el aumento del placer sexual masculino y el auge de ideas extremistas. La mayoría de análisis y estudios del tema tampoco enfatizan la parte sexual, centrándose más en la vertiente política y psicológica.

La búsqueda de placer sexual masculino

El aumento de la compra de juguetes para el placer sexual aumentó un 83% en 2021. Aunque la pandemia puede estar detrás del aumento de cierta demanda, lo cierto es que la tendencia ha sido creciente. No obstante, las mujeres siguen siendo las que más demandan estos juguetes, acaparando el 70% de las compras.

Aunque es cierto que estos juguetes pueden usarse en pareja y que las mujeres siguen liderando este curioso mercado, los datos que se manejan muestran como cada vez hay más hombres preocupados por su propio placer sexual en solitario y cómo han ido aumentado también las compras de juguetes eróticos masculinos, junto a una diversificación de la oferta y de los productos.

En un documental japonés conocido como El imperio de los sinsexo, establecía una relación entre la búsqueda de placer sexual masculino y femenino en solitario a través de diferentes servicios, ya fueran juguetes sexuales (especialmente las mujeres), pornografía y otros productos eróticos, y la dificultad de relacionarse de manera sexoafectiva con el otro género, una cuestión cada vez más complicada en la sociedad japonesa ante la incipiente emancipación femenina de los valores tradicionales, el choque cultural provocado por la cultura occidental y el auge de la mercantilización del sexo. Una sociedad en la que cada vez más hombres recurrían, o bien a no tener sexo, o bien a buscarlo por otras vías.

Aunque pueden apreciarse ciertas analogías con lo descrito anteriormente, es necesario comprobar si existe esta relación causal. Sin embargo, al ser un ámbito tan privado y sobre el que todavía existen diversos tabúes, hemos contactado con empresas especialistas en productos de placer sexual masculino, a poder ser que ofrezcan consejos y posibilidad de diálogo con el cliente. La mayoría han declinado responder (de manera cortés), pero hemos conseguido hablar con una de ellas: Don-Masturbador.es, un sitio dedicado al placer sexual masculino y con un catálogo amplio sobre esta temática.

Sobre la existencia de los INCEL y la manosfera, así como la posible relación entre la búsqueda de placer sexual masculino, no comenta nada de interés o de relevancia. Tras esto nos lanzamos a preguntarle por como se aborda hoy en día el placer sexual masculino y si este sigue siendo un espacio con tabúes.

“Es cierto que el tema sigue siendo teniendo un tabú mayor en el caso de los hombres, pero poco a poco va cambiando. En el sector en general hemos visto una evolución muy favorable, que si bien sigue siendo inferior al mercado femenino, empieza a reducir la brecha”.

Sobre qué puede haber cambiado, la empresa es contundente: “principalmente la evolución de las tecnología y el enfoque hacia la masculinidad. Hace unas décadas el inventario era de los más reducido, estando mucho más desarrollado todo lo femenino. Ahora podemos encontrar cientos de productos, a precios muy variados y con aplicaciones cada vez más específicas».

«También está habiendo una pequeña revolución en la forma en que los hombres están aprendiendo a reencontrarse con su sexualidad. Hay que decir que la pandemia y el confinamiento dispararon las ventas, un tendencia que se ha mantenido en parte“.

Una vez explicado el contexto, queremos preguntarle si cree que esto puede tener algún tipo de relación con movimientos de la manosfera.

“La verdad es no conocíamos mucho sobre esta subcultura. Pienso que tienen poca relación. Nosotros vendemos productos de lo más variados para hombres tanto heterosexuales como LGTB y no hemos detectado un atisbo de misoginia en la comunicación con la empresa. La mayoría los usan como un proceso de autodescubrimiento o para aumentar su placer, más que como un rechazo al género femenino. De hecho, algunos también se comunican con nosotros por si podemos asesoras a sus parejas.”

Tras esto, le preguntamos sobre si considera que el sueño de algunos INCEL de que los juguetes sustituyan a las mujeres puede ser real.

“La verdad es aunque estos productos pueden ser muy placenteros, el objetivo final no es sustituir, si no complementar, ofrecer otro efecto como comodidad o rapidez satisfacer una ventana temporal… algunos clientes nos han pedido productos que podemos considera como “sustitutorios” tales como muñecas avanzadas, pero los casos se pueden contar con los dedos de las manos.”

Volvemos a indagar sobre si puede haber una conexión: “el aumento de la búsqueda de placer sexual masculino y de juguetes eróticos es un hecho, pero creo que no tiene nada que ver con un auge de movimientos misóginos, sino por una búsqueda y autoconocimiento bastante sana. De hecho nuestros clientes suelen ser curiosos y que quieren superar ciertos tabúes. Le veo poca relación.“

Actualmente, no hay evidencias suficientes sobre si existe una relación clara. Por un lado, la búsqueda de placer sexual masculino no va aparejada necesariamente a la adquisición de productos como juguetes sexuales. Por otro, la parte más radical de la manosfera no deja de ser un espacio reducido todavía, al menos en Europa, y lo suficiente heterogéneo como para que el aumento de la venta de un determinado producto pueda asociarse a su crecimiento.

De hecho, la adquisición de juguetes sexuales por parte de las mujeres guarda bastante relación con su empoderamiento, ya que choca con la moral tradicional religiosa, por lo que tendría lógica que, en el caso de los hombres, el discurso ultraconservador sirva también de freno para considerar la compra de estos productos.

Pornografía, erotismo y excitación

Una de las relaciones más usuales en la conciencia social se da en si existe una relación entre el placer sexual masculino, la pornografía y la violencia hacia las mujeres.

La relación entre la pornografía y la violencia hacia las mujeres es pese a todo una cuestión de debate hoy en día. Si bien muchos estudios avalan una causalidad, otros estudios van en la dirección contraria, no hallando una conexión empírica clara sobre ambos efectos. Faltan más análisis a lo largo del tiempo para poder defender una hipótesis que vaya más allá de teorías políticas.

Por otro lado, parece cierto que el consumo de pornografía sin filtros, especialmente si sucede en etapas tempranas como la niñez o la adolescencia, y también si no existe una educación sexual y en igualdad que actúe como prevención, sí que contribuye a perpetuar falsas creencias sobre cómo son las relaciones sexuales, así como estereotipos y valores machistas, tal y como señalan varios expertos en la materia. En última instancia, son estas creencias y valores los que contribuyen a perpetuar desigualdades que pueden llevar a la discriminación y a la violencia hacia las mujeres.

Es por eso que existe todavía un debate acerca de si se debe de prohibir la pornografía, o bien regularse de algún modo, o cómo y de qué forma se debería incluir educación sexual en los colegios e institutos. Un debate que se da no solo en psicología o en pedagogía, sino también en política, siendo un punto controvertido dentro de los movimientos feministas.

Lo que sí parece a tenor de los datos que se manejan es que, curiosamente, el aumento del placer sexual masculino y los movimientos extremistas misóginos podrían no tener una relación clara.

Tanto por los testimonios como por los datos sobre el tema, la búsqueda del placer sexual masculino acaba siendo un dato secundario en un conjunto de hombres hostiles hacia las mujeres que busca más bien satisfacer sus frustraciones. El “incelismo” y todas sus variantes de la manosfera acaban superando la realidad biológica y convirtiéndose en una reivindicación cultural, psicológica y política.

La búsqueda del placer sexual masculino mediante métodos propios (y éticos) no parece guardar una conexión clara con estos movimientos extremistas, si no que parece un búsqueda legítima en un mundo cada vez más consciente del individuo y que intenta superar tabúes del pasado. E incluso como dice la ciencia, positiva.

El militar neonazi que asesinó al antifascista Carlos Palomino obtiene su primer permiso coincidiendo con los actos conmemorativos

Juan Francisco Albert

Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.

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