Europa

Así son las estrategias de comunicación de la extrema derecha

Durante los últimos años, el auge del apoyo de partidos políticos de extrema derecha es uno de los asuntos más relevantes en materia de política internacional. Aunque análisis y valoraciones de este rápido ascenso del populismo de derechas radical son muy variados, casi todo el mundo coincide en que tiene que ver con una mezcla de factores contextuales unidos a una gran adaptación de su discurso político, incluyendo las estrategias de comunicación.

A nivel europeo se observa como, desde los años 70, se empiezan atisbar una serie de procesos políticos por parte de la ultraderecha con la intención de reinventarse como movimiento político, como es «La Nueva Derecha», una iniciativa impulsada por el entonces Frente Nacional de Francia lanzada desde el think tank GRECE a partir de los escritos de Alain de Benoist.

De esta forma, en Europa los movimientos ultraderechistas comienzan alejarse de los postulados fascistas clásicos para generar nuevas estrategias de comunicación política. Estas transformaciones se caracterizan por la aceptación del juego democrático. Esta aprobación de las reglas comunes de la política europea por parte de la ultraderecha ha ido aglutinando diversos colectivos de intelectuales, sociales y políticos.

Así pues, los partidos de ultraderecha han aumentado en la Unión Europea de manera constante y estable estando representados en un total de 18 parlamentos europeos, además de en muchísimos regionales y municipales.

No obstante, la situación es similar más allá de las fronteras de Europa. Los casos más notables son los de Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil. El primero de ellos sostiene un claro discurso ultranacionalista, antinmigración e islamófobo. Por otra parte, Bolsonaro es un claro opositor de la cultura indígena y apoya medidas drásticas que han supuesto un recorte en libertades y derechos básicos como la libertad sexual.

Además, países como Chile, Colombia, México, Venezuela, Japón, Turquía o Australia también presentan un surgimiento y empoderamiento de estos movimientos ultraderechistas, dejando entrever que el fenómeno ha adquirido una escala global.

La dificultad de definir y delimitar a la extrema derecha en España

Manifestación neonazi en Madrid (en la imagen el activista rumano Lagarder Danciu —de espaldas— y la portavoz de Hogar Social Madrid Melisa D. Ruiz). Autor: canalinfoLibre, 26/05/2016Fuente: Manifestación neonazi en Madrid

La ultraderecha en general es difícil de definir debido a su gran versatilidad, agrupando varias corrientes distintas que difieren en función del contexto social y político del país. Además, los partidos de extrema derecha jamás se autodefinen como tal. Es más, en muchas ocasiones niegan de manera reiterada la inspiración claramente neofascista que impregna sus discursos políticos, llegando al punto de tachar de «nazi» o «radical» a sus rivales políticos mientras agita la bandera del sentido común y la razón.

En España existe una gran carga simbólica que envuelve esta temática y que dificulta la diferenciación entre el antiguo franquismo que sigue siendo apoyado por grupos neonazis abiertamente antidemocráticos y los nuevos movimientos ultraderechistas como Vox y Hogar Social, de la misma manera que en Alemania hay diferencia entre Alternativa para Alemania y el clásico Partido Nacional Demócrata de Alemania.

No obstante, al final, hay ciertas cuestiones y rasgos comunes que unen a la extrema derecha a lo largo de todo su desarrollo histórico por mucho que las estrategias comunicativas u otros rasgos (más superficiales y estéticos) cambien para adaptarse al contexto.

En primer lugar, el ultranacionalismo, ligado a unos altos niveles xenofobia y que se articulan en el identitarismo patriótico, de forma que todo parece girar alrededor del concepto de «nación».

En segundo lugar, la defensa de la tradición basada en un pasado idealizado (la gloria del Imperio Español o «la nación española») y que supuestamente ha sido usurpado por la inmigración, el multiculturalismo y el progresismo, estando en el origen de buena parte de los problemas del país, al menos desde un punto de vista de «lo moral».

En tercer lugar, un discurso ultraconservador donde se realiza una defensa de la familia tradicional, postulándose abiertamente en contra del feminismo, la comunidad LGTBI y todos aquellos posicionamientos que cuestionen el heteropatriarcado o representen unos modelos familiares nuevos y alternativos. Los dos puntos anteriores están íntimamente relacionados con postulados ultracatólicos.

Dos ejemplos de la ultraderecha en España: Vox y Hogar Social

El partido político de ultraderecha Vox se fundó a finales de 2013 aglutinando a la rama más ultraconservadora del Partido Popular (PP), el partido de derecha conservadora tradicional del país. Sin embargo, entró en el escenario político como una fuerza relevante a partir de las elecciones andaluzas de 2018, en las que obtuvo 12 escaños.

Vox es un claro ejemplo de partido de ultraderecha moderno. Aceptan el juego democrático y en gran medida huyen de una relación directa con las discursivas y las referencias simbólicas del franquismo (aunque existan evidencias de su clara influencia). Un ejemplo es el rechazo que hicieron de las personas del partido neoazi FNI-PNSOE que acudieron al acto público convocado por Vox en Barcelona con motivo del Día de la Constitución a pesar de que incluso se habían hecho fotos con ellos.

Por otro lado, se relacionan con partidos de extrema derecha del resto de Europa, conformando un establishment de ultraderecha europeo junto a otras formaciones como Agrupación Nacional (Francia), la Liga Norte (Italia), Ley y Justicia (Polonia) o Fidesz (Hungría), entre otros ejemplos.

No obstante, su claro ejemplo de referencia política ha sido la ultraderecha estadounidense de Donald Trump y uno de sus principales ideólogos, Steve Bannon.

Al igual que el mensaje de Trump, las características del discurso político de Vox se sustenta en la propia “incorrección política” sobrepasando los límites de lo moralmente aceptable dentro de la política democrática tradicional. Este lenguaje directo y sin escrúpulos, llegando incluso a ser agresivo, busca captar la atención de un votante desencantado y no duda en articular mensajes misóginos, xenófobos o violentos.

Ejemplo de esto se puede encontrar en los discursos antiinmigración de Donald Trump, donde criminaliza abiertamente a la comunidad latinoamericana o islámica. También en los discursos de Vox donde se ha criminalizado a la población de origen islámico.

Estrategias de comunicación. Santiago Abascal en el Hemiciclo. Autor: Vox España, 21/05/2019. Fuente: Flickr
Santiago Abascal en el Hemiciclo. Autor: Vox España, 21/05/2019. Fuente: Flickr

Un ejemplo de hasta donde pueden llegar estos discursos de ataque político son los MENAS, palabra discriminatoria utilizada por VOX para criminalizar y estigmatizar a niños, niñas y adolescentes, menores de 18 años y de origen extranjero, que están en España sin el cuidado o acompañamiento de ningún adulto, los cuales han sido víctimas sistemáticas de discursos de odio y persecución política por parte del partido de ultraderecha.

Por otra parte, si Vox es el referente como el partido modelo de la ultraderecha española, Hogar Social se presenta como una organización más novedosa. Junto con otros grupos que han ido surgiendo en paralelo a Vox han ido conformando un movimiento social de extrema derecha. Una extrema derecha que se aleja de la política clásica y se aproxima más al activismo social característico de los movimientos sociales. Han adquirido, por ejemplo, estrategias de comunicación política que ya había utilizado la izquierda en el el conocido Movimiento 15M en 2011.

De esta manera, estos colectivos tampoco se denominan de extrema derecha, huyen de esta etiqueta y se autodefinen como asociaciones juveniles, culturales o de ayuda a los españoles. Además, muchos de sus líderes son gente joven y utilizan estrategias de comunicación actuales como las redes sociales en combinación con acciones locales directas. Estas estrategias ya se han visto en otros grupos de ultraderecha europeos como el italiano CasaPound, el partido Amanecer Dorado de Grecia o en Francia el denominado Le Bastion Social.

Hogar social usa posiblemente una de las estrategias políticas más inteligentes de la ultraderecha española, pues han intentado alejarse en cierta medida de un discurso de odio y violencia que caracteriza más a los partidos neofascistas y franquistas (aunque en repetidas ocasiones se les ha visto usando este tipo de simbología) para acercarse al identitarismo; defendiendo los derechos de los españoles por encima de los extranjeros, algo que ya empezó a utilizar el partido España 2000 hace un par de décadas.

En esta estrategia se esconde el objetivo de llegar a nuevas capas sociales, especialmente a los más jóvenes en situación precaria. Una estrategia que se basa en crear una nueva imagen de la ultraderecha y de abrir nuevos espacios de socialización.

De esta manera, en el neofascismo español clásico la captación de adeptos y la propia socialización se lleva a cabo a través de locales concretos con clara simbología neofascista. Es decir, en “lugares clandestinos de reunión” o en los propios campos de futbol a través de los grupos de hinchas ultras. Sin embargo, con Hogar Social ocurre algo diferente, ya que son los espacios cotidianos e Internet con las redes sociales los nuevos espacios de sociabilidad que son usados para captar simpatizantes.

Las tácticas discursivas de la ultraderecha española

La característica principal que envuelve el discurso de la ultraderecha española es la defensa de lo propio frente a lo ajeno, articulando de esta manera el discurso ultranacionalista donde «lo español» es lo único válido (o al menos un concepto muy concreto de «lo español»), pero también lo amenazado. Por otra parte, todo lo que se cataloga como discursos, movimientos o culturas ajenas se presentan como potenciales enemigos.

De esta forma, la diversidad es rechazada, pues su concepto de nación y de lo español está ligado a la tradición y al ultraconservadurismo. De tal modo, que, además de existir un relato de defensa de España como nación, se defiende un modelo de España donde los nacionalismos no españoles, el feminismo, el colectivo LGTBI, los extranjeros y otras religiones que no sean la cristiana no solo no tienen cabida, sino que se les cataloga de ciudadanos de segunda, de «anti-España» e incluso de «traidores a la patria».

Una de las principales características de las tácticas discursivas de la ultraderecha es, de hecho, la exaltación de lo español. Uno de los campos de acción principales de este discurso es utilizado en el conflicto independentista catalán, donde se ha abanderado el peligro que atañe el independentismo y la posible «ruptura de España, generando claramente un relato donde todo lo relacionado con el independentismo incluso con la cultura catalana es una clara amenaza, una idea que en realidad tiene raíces muy profundas en el relato histórico del país y que ha sido utilizado por multitud de formaciones políticas de derechas para ganar apoyo electoral a costa de crispar a la población y avivar un conflicto social y político.

Asimismo, a través de las redes sociales se han convocado manifestaciones por la unidad de España, se ha reclamado visceralmente cárcel para los políticos independentistas, se ha pedido la ilegalización de sus partidos políticos, incluso se han entonado discursos alentando la defensa de España a través de la violencia policial.

Por otra parte, la segunda manera de exaltar lo español que utiliza la extrema derecha española es a través de la mitificación del pasado y de la identidad española. Se genera un relato nostálgico del pasado y de la grandeza de la nación española en épocas pasadas, como es en la época del Imperio Español o incluso indirectamente cuando , líder de Vox, dijo en un discurso que el actual gobierno conformado por PSOE y Unidas Podemos era «el peor gobierno en 80 años«, lo que implicaría que la dictadura franquista sería mejor.

Este retorno intencionado a un pasado imaginario de gloria patriótica sirve para entonar un discurso de oposición frente al extranjero, concretamente a la comunidad musulmana. A través de una reinterpretación de la historia se crea el relato de una “comunidad imaginada” que tiene sus orígenes en los Reyes Católicos, que ya estuvo en conflicto con los musulmanes y que culminó su disputa a través de la “Reconquista”.

De hecho, dentro de la simbología de la extrema derecha clásica se utiliza mucho la iconografía de los Reyes Católicos, como el águila de San Juan empleada en la bandera española durante el régimen franquista (1939 – 1978) o el Yugo y las Flechas de la FET y de las JONS, único partido legal durante la dictadura.

Además, este mismo imaginario de la “Reconquista” ha sido utilizado por Vox en diversas campañas electorales y en múltiples mensajes hacia sus votantes. Quizá el ejemplo más conocido sea la campaña andaluza, donde se publicó un video de Abascal subido a caballo representando una “Reconquista de España” que se iniciaba desde tierras andaluzas.

​Estrategias de comunicación. Concentración contra la islamofobia en Barcelona. Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/libertades/28795-radicalizacion-expres-termino-mediatico-con-poca-base-analitica.html
Concentración contra la islamofobia en Barcelona. Autor: Brais G. Rouco, 01/01/2016. Fuente: El Diagonal (CC BY-SA 2.0.)

La ultraderecha española, Vox y Hogar Social muestran su islamofobia abiertamente y han convertido a los musulmanes en un chivo expiatorio al cual recurren para fundamentar sus argumentaciones políticas a través de un discurso racista. A la comunidad musulmana se le acusa de ser los culpables de poner en riesgo la cultura española, siendo un grave peligro que amenaza con deshacer la identidad española.

Además, también se les culpa de aumentar el paro y aprovecharse de las ayudas económicas y sociales del gobierno. Por último, se generaliza y se culpabiliza a toda la comunidad musulmana del terrorismo yihadista, presentándolos como una gran amenaza directa contra la integridad física.

A través de este relato de confrontación con la comunidad musulmana, la extrema derecha culpa al gobierno y les atribuye ser cómplices de esta situación, por ejemplo, con la política de refugiados. De este modo, Hogar Social responde a esta supuesta amenaza realizando campañas de entrega de alimentos “únicamente a españoles”. Unas estrategias de comunicación que ha funcionado muy bien en Europa durante la crisis de refugiados provocada por la Guerra Civil en Siria.

Vox respalda este relato a través de sus propuestas políticas donde podemos encontrar en su página web de Facebook un resumen de sus principales intenciones para resolver el conflicto con la comunidad musulmana a modo de documento que se titula: “20 propuestas para la victoria en la GUERRA TOTAL contra el fundamentalismo islámico, y la salvación de Occidente”

Captura de pantalla realizada el 09/12/2020 al post de VOX en Facebook: https://www.facebook.com/vox.espana/posts/745496015555822/
Captura de pantalla realizada el 09/12/2020 a las 12:13h. Autor: Vox, 25/11/2015. Fuente: Facebook

Otro de los pilares básicos del imaginario que envuelve los discursos de la ultraderecha española es el antifeminismo. Vox defiende abiertamente el modelo tradicional de familia, también apoya los valores patriarcales frente a la posición de la mujer en la sociedad. De esta forma, la ultraderecha ha encontrado un gran apoyo dentro de los hombres que se muestran descontentos por el avance de derechos de las mujeres, factor que pone en peligro sus privilegios y su posición de control frente al género femenino.

El politólogo Peter Merkl acuñó el término “la revuelta del hombre blanco” para describir el descontento que generaba la ruptura del orden social tradicional, donde el hombre estaba en una posición de dominación frente a los demás miembros del núcleo familiar.

A través de este descontento generado por la lucha feminista surge una voluntad o deseo de retornar a esta concepción de la familia tradicional que mantenga los privilegios del hombre. Por tanto, todo aquello que represente un cambio en los roles dominantes se visibiliza como un enemigo: nuevos modelos familiares, la igualdad de la mujer, la comunidad LGTBI o familias multiculturales son los principales ejemplos de peligros a los que debe enfrentar el «hombre blanco heterosexual», el cual se presenta en este discurso como una víctima.

Vox ha sabido leer esta realidad a la perfección y ha usado sus estrategias de comunicación para captar aquellos votantes masculinos blancos y conservadores que siguen sintiéndose incómodos con las realidades que ha destapado el feminismo, como la desigualdad de la mujer, la dominación injusta dentro de una sociedad patriarcal o las reivindicaciones sobre la libertad sexual y los colectivos LGTBI.

Estrategias de comunicación. Protesta feminista en Toronto en 2011. Autor: Anton Bielousov, 03/04/2011. Fuente: Slutwalk (Toronto, ON) (CC BY 3.0.)
Protesta feminista en Toronto en 2011. Autor: Anton Bielousov, 03/04/2011. Fuente: Slutwalk (Toronto, ON) (CC BY 3.0.)

De este modo, Vox ha sabido generar una contraofensiva satisfactoria para las personas que no quieren aceptar esta realidad, generando un discurso machista que se muestra como normalizado y a la vez victimizado. Presenta pues una «burbuja de realidad» donde el «verdugo» es la «víctima». Asimismo, para generar esta realidad ficticia ha utilizado herramientas como las “fake news”, bulos, datos falsos o descontextualizados… moviéndose de manera intencionada en el ámbito de la llamada posverdad.

Un ejemplo de como articulan estas discursivas es la afirmación de que la mayoría de crímenes relacionados con la violencia de género son perpetuados por inmigrantes de origen islámico. De esta manera, utilizan el chivo expiatorio de la inmigración y, por otro lado, defienden una supuesta victimización del hombre español, argumentando que en la mayoría de los casos son inmigrantes los que cometen estos crímenes.

Cabe añadir que esta afirmación es completamente falsa como muestran los informes anuales sobre los asesinatos por la violencia machista (2019).

La necesidad de análisis y comprensión desde una Ciencia Social implicada

La Ciencia Social es una gran herramienta para analizar, destapar y comprender movimientos y fenómenos tan nocivos para la democracia como el surgimiento de la ultraderecha actual.

En este texto se ha expuesto de manera breve las principales características que envuelven la discursiva y el imaginario político/histórico de la nueva ultraderecha española, así como las estrategias de comunicación del espectro ultraderechista del país, aplicables también a otros contextos similares.

Es evidente que, con el contexto de auge global, las nuevas tecnologías de la información, la adaptación a nuevas estrategias políticas similares al 15M, junto a la cobertura que realizan los medios tradicionales radio y televisión apuntan a que la ultraderecha es un fenómeno que ha llegado para quedarse.

De esta manera, surge una necesidad en el seno de la Ciencia Social, una responsabilidad con la ciudadanía y la mejora de la democracia. Ahora más que nunca, el análisis sociológico debe volcarse en comprender los mecanismo sociales y políticos, así como las estrategias de comunicación social de este “nuevo fascismo” al que reconocemos como ultraderecha.

El término fascista se adapta a todo porque es posible eliminar de un régimen fascista uno o más aspectos, y siempre podremos reconocerlo como fascista – Umberto Eco

Álvaro Soler

Articulista. Sociólogo y gestor medioambiental, con suerte de poder compartir vocación y formación. Las Ciencias Sociales son una parte muy importante de mi vida. Considero la divulgación a través de la sociología como una gran herramienta para destapar las injusticias sociales y arrojar luz sobre la actualidad diaria contribuyendo así a ser un poco más libres y justos.

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