Elon Musk se lanza a una guerra contra Apple mientras entrega Twitter a la extrema derecha
Elon Musk sigue con su inestable gestión de Twitter, amenazando ahora con ir un paso más allá enfrentándose a Apple. El gigante tecnológico dueño de iPhone ha mostrado sus reticencias a la gestión de Musk desde el principio, temeroso de la ausencia de moderación.
Elon se ha declarado un “absolutista de la libertad de expresión” (excepto si son periodistas o ingenieros los que dicen algo contra él) teniendo el objetivo de querer crear una red social sin moderación de contenido. Una idea soñada por los conservadores y que favorece totalmente los discursos de odio. Algo que de hecho ocurrió nada más Elon Musk confirmó la compra de Twitter, con la creación miles de nuevas cuentas con contenido fascista, racista, lgtbfóbico, machista y/o supremacista.
Este entorno ha aterrorizado a muchas marcas. Entre ellas destaca Apple. Sus planes empezaron a ser llamativos cuando varios de los directivos de la compañía abandonaron la red social. Posteriormente, Apple suspendió casi por completo la publicidad en América.
Esto causó una inmediata reacción de Elon Musk, que provocó a la compañía de Tim Cook para que respondiera con mensajes incendiarios: “Apple ha dejado de hacer publicidad en Twitter en su mayoría. ¿Odian la libertad de expresión en Estados Unidos?”.
Musk ha seguido con comentarios de este tipo, revelando información supuestamente sensible (aunque no se sabe si cierta) y transmitiendo a sus seguidores que Apple planeaba sacar de su App Store a Twitter. Una idea que parece que planea también en la mente de los directivos de Google.
Esta disputa podría ir más allá del campo que ideológico y entrar de lleno en el económico. Esto se debe a que los planes de Musk para que Twitter sea rentable pasan por dejar de depender de la publicidad y contar principalmente con las aportaciones por suscripción y servicios varios a Twitter.
Y aquí se encuentra un importante escollo: Apple cobra una tasa sobre las compras en las Apps de su tienda. Google también. Unas tasas que podrían hacer caer el plan de Musk y por las que el CEO de Tesla considera que vale la pena combatir esta guerra.
Apple y la huida de las grandes marcas
Así, esta guerra se estaría haciendo, según Musk, porque Apple cobra el 30% de los servicios pagados en sus app. De hecho el magnate era poco sutil y subía un meme donde se ve un coche con un cartel con dos direcciones. En una de ellas pone “pagar 30%” y en la otra “Ir a la guerra”.
Una mentira que serviría como excusa a Musk para justificar sus acciones y atacar ante el público a Apple. La realidad es que la empresa de la manzana cobra el 15% tras un año. Así se ha llegado a la siguiente fase donde Musk ha amenazado con lanzar su propio teléfono para competir contra Apple y Google si finalmente es desanexado de sus aplicaciones.
Una idea que ha entusiasmado a lo más radical de la derecha estadounidense.
Esto no cambia que el conflicto se haya puesto económicamente difícil para Elon Musk.
En las primeras semanas de su llegada, distintas marcas automovilísticas abandonaron Twitter por razones de no alimentar a su competencia. Sin datos confirmados, distintos medios informaban que se estaría llevando una fuga masiva de anunciantes, producto de los despidos masivos, el miedo a las decisiones de moderación y la forma errática de actuar de Elon.
El agujero económico fue tan grande que Star Link, una de las compañías de Musk, compró uno de los paquetes de publicidad más grandes para salvar las cuentas. Pese a esto, Musk avisó a sus ingenieros de que la empresa podía desaparecer.
Poco después se revelaba que hasta un tercio de los 50 anunciantes más grandes, entre ellos Apple, habrían abandonado Twitter.
Esta misma semana Elon Musk anunciaba una amnistía general para las cuentas baneadas de Twitter. Entre estas los perfiles más comunes son los de la extrema derecha y grupos de odio. Esta noticia aceleraba el éxodo. A día de hoy se calcula que casi la mitad de los 100 anunciantes más grandes de la plataforma la han abandonado.
Hace unas horas, el dueño de Twitter volvía a amenazar a sus empleados, exigiéndoles jornadas de trabajo maratonianas y pedidos poco creíbles para intentar salvar la empresa.
Elon Musk, extrema derecha y guerra cultural
Musk es uno de esos magnates que hasta hace poco años jugaba a dos bandas. En 2008 financió a demócratas y republicanos, para después apostar por Barack Obama, el que fuera presidente de Estados Unidos entre 2008 y 2016 por el Partido Demócrata.
Al final de su segunda legislatura, empezó a financiar al Partido Republicano, justo en la campaña de Donald Trump. En todo este tiempo sus aportaciones fueron de escasa cantidad. Tras la llegada de Trump, empezó a volcarse con el trumpismo.
Pese a su intento de parecer equidistante, Musk se ha vuelto claramente afín a la extrema derecha americana. De hecho por si había alguna duda, pidió abiertamente el voto para los republicanos en las midterms o elecciones intermedias. Ha llegado incluso a llamar al radical Ron DeSantis, gobernador de Florida, un “centrista”.
Si se ve buena parte de sus seguidores, destacan los perfiles libertarianos, nacionalistas y afines al trumpismo en general. Con ellos habla e intercambia mensajes escuchando algunas de sus peticiones. De hecho, estas semanas algunas de las cuentas antifascistas más relevantes de Twitter en EEUU han sido suspendidas.
Todo este comportamiento no tendría que extrañar viendo la razón de la compra de Twitter. Esta no tiene que ver con criterios económicos, si no según palabras del mismo Musk con la “lucha por el futuro de la civilización” en una especie de supuesta cruzada en defensa de la libertad de expresión.
Un mensaje que ha sido en todo momento interpretado en clave de guerra cultural y que ha animado a la extrema derecha internacional. Este mensaje ideológico no está teniendo los efectos que el magnate hubiera planeado: Donald Trump se ha negado a volver a la red social, su fortuna se ha devaluado en 100.000 millones, con una caída en picado de las acciones de Tesla y Twitter no está siendo capaz de monetizar.
Ahora ha tratado de convertir su enfrentamiento con Apple en un debate sobre la libertad de expresión. Algo que no está calando incluso entre muchos de sus seguidores, que le han recriminado que no puede obligar a una empresa a anunciarse en su plataforma.
Por otro lado, reconocidos activistas de extrema derecha se han lanzado a apoyar al multimillonario. Expertos y medios consideran que Musk ha dilapidado su imagen de genio del futuro y empresario, erosionando la reputación de Twitter y la credibilidad en sus habilidades.
Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.