Europa

Crónica de huelga general 24N: así fracasó Solidaridad

Solidaridad, el sindicato afín a Vox, convocó para este viernes 24 de noviembre, coincidiendo con el Black Friday, una huelga general. Un iniciativa que entra dentro de la frenética actividad de Vox contra la amnistía a los encausados por el procés catalán y los pactos de investidura.

Un día después, se puede afirmar que la citada huelga general ha sido un fracaso absoluto que no ha tenido la menor incidencia sobre la realidad española. Una convocatoria que empezó a duras penas esta mañana con pequeñas concentraciones y seguimiento prácticamente imperceptibles, según lo revelado por los datos de la Administración General del Estado (AGE) y la evolución del consumo eléctrico.

Malos augurios antes de la huelga

La capacidad de Solidaridad, nombre abreviado de Sindicato para la defensa de la solidaridad con los trabajadores de España (SPDSTE), para convocar una huelga general se ponía en duda por todos los analistas políticos y sindicales. Y es que el sindicato de Vox carece casi completamente de representación en los comités empresariales, teniendo tan solo 250 representantes de una cantidad superior a los 250.000.

Este mismo motivo había sido expuesto como argumento acerca de la capacidad de Solidaridad para convocar la huelga general, una acción que ya suele ser complicada para los sindicatos mayoritarios, sabiendo además que se convocaba abiertamente por motivos políticos y no para la defensa de los derechos laborales, tal y como rezaba su manifiesto: «las políticas de recortes sociales, supresión de derechos laborales y la desigualdad de los trabajadores que se producirán al amparo de las cesiones al separatismo y a quienes quieren romper la unidad de España». Además, esto está explícitamente prohibido por la ley según lo expuesto en el artículo 11 del decreto que regula las relaciones laborales en relación a la huelga cuando “se inicie o se sostenga por motivos políticos o con cualquier otra finalidad ajena al interés profesional de los trabajadores afectados.

De hecho, los días anteriores a la huelga no daban buenas señales para Solidaridad. En primer lugar, el sindicato de Vox presentó con errores la documentación para convocar la huelga. Tanto fue así que la Dirección General del Trabajo tuvo que pedir una subsanación antes de dar vía libre a la acción. Solidaridad tuvo que explicitar en su Twitter que la huelga había sido aprobada en varias ocasiones.

En segundo lugar, Solidaridad no consiguió convencer a ninguna organización mayoritaria de que le apoyase, ni tampoco a otros partidos políticos. De hecho, el Partido Popular (PP) ya avisó a Vox de que las huelgas las convocan las organizaciones sindicales, no los partidos, cuando Abascal habló de usar la huelga general como herramientas. De hecho Vox no conseguía el apoyo de organizaciones conservadores, como CSIF o Asaja.

En tercer lugar, Solidaridad pensaba contar con mayor apoyo a su huelga aprovechando las huelgas de Renfe y Adif que empezarían el día 24, afectando notablemente a la red de transportes, con 1.550 trenes afectados y unos 15.000 trabajadores, una situación que podría utilizar para distorsionar el apoyo a la huelga general. Pero, casi en el último momento, la huelga quedó desconvocada tras un acuerdo con el Ministerio de Transporte por parte de los sindicatos de Renfe y Adif.

Con todos estos ingredientes, el destino de los planes de Solidaridad estaba prácticamente sellado.

Comienza la huelga general de Solidaridad

Así, el día 24 no empezó bien para Solidaridad. Políticos y organizaciones satélites de Vox, como la juvenil Revuelta, protagonista de las concentraciones contra la investidura de Pedro Sánchez, llamaban a la movilización en la huelga general, los que eran a su vez sus únicos apoyos públicos: Vox, DENAES, la Gaceta de la Iberosfera y Solidaridad. Es decir, las entidades de Vox.

El inicio de la jornada laboral empezaba sin la menor incidencia. A media mañana, Solidaridad realizaba ciertas performances, en forma de supuestos piquetes (grupos de personas que se organizan para informar de una huelga y que en ocasiones impiden que la gente acceda a sus puestos de trabajo). Lo sorprendente de los piquetes de Solidaridad es que se organizaron frente a sedes de sindicatos de trabajadores o partidos políticos, cuando tradicionalmente esta controvertida forma de protesta suele desarrollarse, por lógica, frente a los centros de trabajo.

El primer piquete se organizó en la sede del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en la madrileña calle de Ferraz, epicentro de las protestas ultras de los últimos días. Los vídeos subidos por Solidaridad confirmaban el ínfimo seguimiento de la huelga general, viéndose unas 10 personas en el vídeo cercano a la sede.

No sería el único lugar donde se organizarían estos “piquetes”. Solidaridad intentaría actuar contra los sindicatos mayoritarios, Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT). El primero sería frente a la sede de CCOO en Cornellá de Llobregat, Barcelona. La protesta parecía también mínima, aunque era poco visible por el plano de las cámaras, que además enfocaban principalmente a los miembros del sindicato mayoritario que salieron a protestar.

Un cambio de vista permitía ver la escasa afluencia del “piquete”, que se veía superado por los trabajadores de CCOO. Los miembros del piquete gritaban “traidores” o “vendeobreros” a los miembros del sindicato, subrogándose la representación de los trabajadores. Una táctica que es discursiva y que no se ve representada ni por los números ni el apoyo.

En otro punto, se mostraba una manifestación contra UGT. El vídeo mostraba un panorama similar a los anteriores, con alrededor de una docena de personas manifestándose con banderas del sindicato Solidaridad y lanzando humo verde, color que comparten casi en la misma tonalidad con Vox.

El desarrollo del día

A mediodía, los números empezaban a reflejar el absoluto fracaso de la convocatoria de huelga general, con nulo seguimiento en la práctica totalidad de sectores.

La Administración General del Estado compartía sus datos sobre el seguimiento de la huelga y las ausencias laborales, que se contaban tan solo por unas pocas personas. Uno de los sistemas más utilizados para calcular el impacto de la huelga es el consumo eléctrico. En la web de Red Eléctrica se puede consultar, mostrando que era el habitual y previsto para la mañana, sin variaciones en función de las ausencias de los trabajadores a los puestos de trabajo.

Además, el Sindicato Solidaridad no ha facilitado datos sobre su seguimiento, lo que da pistas sobre el marginal apoyo. El mejor evento para comparar esta huelga general es la última celebrada en España, convocada el 14 de noviembre de 2012, también llamada «huelga europea» porque se coordinó con otras acciones similares en el resto del viejo continente. En esta, los sindicatos UGT y CCOO cifraron el seguimiento en 9.185.383 de trabajadores, un 76,7% del total. Unos datos respaldados por el impacto de la huelga en los servicios y el consumo eléctrico, que fue muy notable.

huelga general
Huelga General 14 N en Sevilla. Autor: Ecemaml, 14/11/2012. Fuente: Wikimmedia Commons / CC BY 2.0

Pero Solidaridad guardaba su plato fuerte a las 19:00 horas, con una manifestación como broche a la huelga. Una hora poco habitual para este tipo de acciones, ya que, por lógica, las huelgas suelen hacerse en horario laboral habitual. Y es que este horario serviría a Solidaridad para sumar a sus seguidores con los asistentes que desde hace 3 semanas se reúnen para manifestarse frente a Ferraz. Así empezó el acto, donde el sindicato de Vox subió fotos de la cabecera de la manifestación para mostrar el éxito de la convocatoria.

Las fotografías desde esta perspectiva suele ser una evidencia del escaso alcance de la manifestación, ya que para contar a miles o cientos de miles de personas, siempre es más eficiente los planos aéreos, elevados o laterales en movimiento. Y, de hecho, los pocos vídeos que sí se ajustaban a este perspectiva reflejaban, efectivamente, el escaso poder de convocatoria del sindicato dirigido por Rodrigo Alonso.

Se pueden ver convocadas a unos cientos de personas, enarbolando banderas de España, de Solidaridad o de Revuelta. También símbolos asociados a la extrema derecha, como banderas preconstitucionales. Conforme pasaban las horas y se llegaba a las 20:00 horas, la columna aumentaba, llegando a congregar a quizás a unos pocos miles. De hecho, la asistencia a las protestas de ayer en Ferraz se calculó en 3.000 personas, según los datos ofrecidos por Delegación de Gobierno.

Por comparativa con la huelga general de 2012, se congregaron a millones o cientos de miles de personas en muchos puntos distintos de España. En Madrid, las principales avenidas se colapsaron, cifrando los organizadores la asistencia en un millón de personas, 35.000 según la cifra ofrecida por Delegación de Gobierno y que fue duramente criticada y no tomada en serio por la mayoría de los medios de comunicación. Paralela a esta hubo una manifestación de varios miles de personas hacia el Congreso, que por si sola ya superó a la de Solidaridad en Ferraz.

Otro de los grandes focos fue Barcelona, que acogió la manifestación más multitudinaria, tasada en 1.115.000 personas por los sindicatos. Estas manifestaciones se repitieron por toda la geografía española con cientos de miles de manifestantes en Andalucía, Galicia o Valencia. Por supuesto la Delegación de Gobierno, en manos del PP, también bajó mucho las cifras de asistentes, pero tanto el consumo eléctrico, del 60%, las fotos y vídeos con decenas de miles de asistentes, no dejan duda de la masividad de estas protestas de millones de personas, lo que permite calcular por comparativa el nulo seguimiento de la huelga de Solidaridad.

Y si Solidaridad se aprovechó de la manifestación nocturna de Ferraz para engrosar su asistencia, también es justo poner el cierre de las protestas en Ferraz de ayer, con cánticos de “Cara al Sol”, el himno de Falange Española y apropiado por el régimen franquista.

Lo que tampoco es nuevo para el Sindicato Solidaridad, que en 2022 vivió una estampa similar. Solidaridad se manifestó en Budapest, Hungría, en una marcha en favor a Víktor Orbán, primer ministro del gobierno del país y gran aliado de Vox. La delegación española de Solidaridad puso cánticos fascistas por megafonía que corearon los asistentes.

Antisindicalismo en forma de sindicato

El fracaso de Solidaridad en la manifestación de ayer era la crónica de una muerte anunciada. El sindicato nació con la intención de extender el ideario de Vox, ayudar al partido en su estrategia “lepenista” para ganar voto obrero y enfrentarse a los sindicatos tradicionales de izquierdas (CCOO y UGT especialmente), uniendo a empresarios y trabajadores en un mismo sindicato.

Esta idea es propia de los sindicatos de derecha o extrema derecha que funcionaron en España el siglo pasado sin demasiado éxito como los Sindicatos Libres, uno de los principales sindicatos de derechas integrado por carlistas que se oponía al sindicato anarquista Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) y que no pudo llevar a cabo su ideario.

Referencias más modernas están presentes en el nacionalsindicalismo de Falange Española, sea el sindicato de Fuerza Nueva o los sindicatos minoritarios falangistas aún existentes como la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y Trabajadores Nacional Sindicalistas (TNS).

El más famoso es el Sindicato Vertical (oficialmente OSE, Organización Sindical Española), único sindicato validado por el régimen franquista, que unía a trabajadores y empresarios bajo su paraguas, haciendo que realmente mandaran estos últimos, con un sistema en consonancia con el corporativismo propio de los regímenes fascistas.

Otra definiciones según algunos analistas sería la de considerar a Solidaridad un sindicato amarillo, nombre dado a los sindicatos generados por los empleadores, que defienden sus intereses, rechazan las medidas coercitivas y promueven el statu quo. Es llamativo que las únicas protestas de hoy de Solidaridad sean contra los sindicatos y no contra empresas, además de contra formaciones políticas que no son de su cuerda ideológica.

Sin entrar en definiciones, lo que sí se puede saber con claridad es que la huelga general de ayer fue un fracaso, siendo Solidaridad incapaz de atraer al electorado obrero al caladero de votos de Vox.

Crónica de huelga general 24N: así fracasó Solidaridad 

Juan Francisco Albert

Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.

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