¿Quién ganará las elecciones en Madrid? Crónica de la campaña y qué dicen las encuestas
Hace un mes y medio, Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, convocó de manera sorpresiva elecciones autonómicas, fijando estas para el 4 de mayo, presumiblemente como forma evitar las mociones de censura que se cernían sobre su gobierno.
Su principal argumento fue, de hecho, adelantarse a una posible traición de su socio Ciudadanos tras la moción de censura de Murcia, pero la realidad es que esta idea había recorrido la mente de Ayuso y de su principal asesor y director de la estrategia de polarización Miguel Ángel Rodríguez durante meses.
Estas elecciones sorprendieron a la mayoría de las formaciones políticas. Lo cierto es que, tal y como coinciden la inmensa mayoría de analistas, al inicio de la campaña electoral, la hegemonía de Ayuso hacía que la izquierda no tuviera ninguna posibilidad: un PSOE con un candidato, Ángel Gabilondo, que resultaba ya incómodo al ser incapaz de elevar el tono ante una Ayuso fuera de control, con Más Madrid con una candidata poco conocida y Unidas Podemos con el riesgo de desaparecer de la Asamblea.
Ante una legislatura previsiblemente corta, ya que al ser una repetición electoral forzada la nueva legislatura soló durará 2 años, la mayoría de los partidos de la oposición de izquierdas decidieron tomar estrategias continuistas para estar mejor preparados para 2023: el PSOE volvería a presentar a Ángel Gabilondo para no mandar a la derrota a un nuevo candidato, Más Madrid presentaría a Mónica García para aumentar su visibilidad de cara a futuras elecciones y, en principio, Unidas Podemos (sin un candidato fuerte y con posibilidad de desaparecer) repetiría con Isa Serra, con la posibilidad de que fuera inhabilitada por participar en la paralización de un desahucio.
Y aquí vino el primero giro electoral: el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, anunció su dimisión de la vicepresidencia segunda de España para competir por Madrid contra Isabel Díaz Ayuso.
Este es un hecho muy reseñable ya que la izquierda madrileña necesita la combinación de un conjunto de factores y giros electorales para obtener el triunfo. Factores y vuelcos que, aunque improbables, son perfectamente plausibles.
La aparición de Pablo Iglesias fue el primero de estos giros electorales, materializando la posibilidad de un “efecto Iglesias”: su presencia aseguraba que Podemos no desapareciera, que aumentase su representación y que la formación morada obtuviese un papel llamativo (hasta el punto que Isabel Díaz Ayuso cambió su lema “socialismo o libertad” a “comunismo o libertad”) cuando días antes la formación estaba casi desahuciada.
Pero este «efecto Iglesias» es más que probable que no fuera suficiente para cambiar la suerte de las elecciones y que, incluso, podía difuminarse con el paso de los días. Veamos lo sucedido para saber quien ganará las elecciones en Madrid.
El desarrollo de la campaña: la actuación de la derecha
La campaña madrileña se desarrollaría en un escenario visiblemente polarizado. La mayoría de las encuestas situaban a Isabel Díaz Ayuso con casi el doble de escaños, entre 59 a 63, habiendo fagocitado por completo a Ciudadanos. La formación naranja desaparecería presumiblemente de la Asamblea de Madrid en función de prácticamente todos los sondeos. Por su parte, Vox se arriesgaba a ser devorado por el giro trumpista de Ayuso, esto es, la asunción de un discurso populista similar al de la nueva derecha radical que podría eclipsar fácilmente a Rocío Monasterio, pudiendo bajar de sus actuales 12 escaños a 10. En este panorama la suma de Ayuso y Vox sumarían lo suficiente para gobernar Madrid.
Ayuso optó por una campaña de polarización, en la línea de la gestión realizada estos años, llena de frases provocativas y llamativas, ideada por su asesor Miguel Ángel Rodríguez. El mayor problema del Partido Popular era que el éxito de Ayuso no sea tan grande como para dejar a Vox sin representación, con lo que la presidenta ganaría pero se quedaría sin aliados con los que pactar.
Por su lado, Vox, motivado por las bajas encuestas que hacían peligrar a sus actuales 12 diputados, ahondó en su ya típica estrategia de polarización, intentando obtener notoriedad mediante la confrontación y la visibilidad que otorgan sus polémicas. Su primer y exitoso intento fue al realizar su mitin de apertura en Vallecas, un barrio de tradición obrera e izquierdista.
Un nutrido grupo de vecinos y antifascistas recibió a Santiago Abascal, líder del partido ultraderechista, con pancartas y abucheos para indicarle que no era bienvenido. Pese a esto el mitin transcurrió con normalidad.
Sin embargo, como no había habido altercados, Abascal al finalizar el mitin bajo del estrado y con sus simpatizantes fueron contra los manifestantes, provocando un choque y haciendo que la policía cargase, sorprendentemente contra los manifestantes. El hecho de que Abascal fuera el principal causante de los disturbios fue señalado incluso por las propias autoridades policiales, además de que el acto quedó reflejado en abundante material audivosial.
La estrategia de provocación quedó bastante clara. La extrema derecha consiguió ese día la notoriedad que buscaba y horas de televisión y prensa. Fue esta exitosa estrategia, entre otros muchos factores, la que los llevó de ser la ultima fuerza de las derechas de ámbito estatal en Cataluña a ser la primera. Sin embargo, esta vez al no darse en el mismo contexto y no estar, por ejemplo, el factor del sentimiento antiindependentista, estas provocaciones se tradujeron en un éxito más bien amargo.
Aunque Vox intentó repetirla visitando otros barrios obreros como los de Orcasitas, simplemente el barrio les dio la espalda y no consiguieron ningún titular. La formación ultraderechista siguió con su estrategia de provocación sin obtener réditos visibles. La mayoría de encuestas los han situado sosteniblemente entre los 9 y los 13 escaños. Es decir, que probablemente se queden como están, o bajen algún escaño.
Por su parte, Ciudadanos realizó una campaña centrada en su candidato, Edmundo Bal, y poniendo por delante la moderación y el fin de la polarización. Por desgracia para el partido naranja, la experiencia y la propia Historia coincide que, en contextos social y políticamente muy polarizados, los partidos que se presuponen de centro (más comúnmente centro derecha) suelen ser los más damnificados, siendo generalmente centrifugados y despareciendo en favor de otros grupos con un discurso más llamativo y agitador.
Y, en la derecha política, tanto Ayuso como Monasterio tienen un discurso más que atractivo para las derechas, amén de una estrategia comunicativa bien trabajada y estudiada que, al unísono con sus redes y sus medios favorables, han ido copando prácticamente todo el voto conservador.
Según la mayoría de encuestas, Ciudadanos estaría por debajo del 5% de los votos, lo que significaría que no sacaría representación. La cuestión del porcentaje final y resultados de Ciudadanos puede ser realmente significativo para la gobernabilidad de Madrid, por lo que es importante ahondar en este hecho.
El desarrollo de la campaña: la actuación de la izquierda y los giros electorales
Por su parte la izquierda empezó la campaña ciertamente dividida y parecía que quizás con visos de enfrentamiento tras la negativa de Mónica García a realizar una candidatura conjunta con Pablo Iglesias. Ángel Gabilondo también declaró que prefería pactar con Ciudadanos y Mas Madrid antes que con Iglesias.
Sin embargo, PP y Vox parecían ir bastante de la mano. Ayuso llegó a ofrecer a Vox puestos de gobierno cuando aún los sondeos no dejaban claro ni siquiera si iba a necesitar los votos, y realizó bastantes guiños a Monasterio. Se difundió de hecho que, internamente, se dieron la orden de no criticarse durante la campaña electoral en redes sociales y cara al público.
Pese a estos primeros conatos de enfrentamiento, la campaña madrileña no trajo más enfrentamiento entre las formaciones de izquierda, que se dedicaron a centrarse en su público. Aunque la división podría parecer mala a simple vista, el sistema de circunscripción electoral única de Madrid hace que la división en tres formaciones no penalice apenas el voto, siendo solamente damnificado si una de las formaciones cae por debajo de la barrera del 5%. Así es posible que la izquierda gane más voto con tres opciones para los distintos electores progresistas que con una candidatura y otra coalición que podría quizás no ser tan eficiente, más aún si se construye de forma apresurada y sin cimientos sólidos de base.
Por su parte, la mayoría de encuestas dibujaban un panorama de entre 28 y 32 escaños para el PSOE, entre 18 y 20 para Más Madrid y entre 10 y 14 para Unidas Podemos, siendo la suma en su horquilla más alta insuficiente para vencer a Ayuso.
La campaña para la izquierda madrileña pivotó sobre dos ejes: conseguir una amplia participación y visibilizar la más que posible entrada de Vox en el gobierno madrileño.
La primera de estas necesidades era esencial. Hasta ahora, la derecha ha gobernado tranquilamente Madrid ya que los barrios económicamente más pudientes y proclives al voto conservador participan masivamente en las elecciones mientras que los más humildes se abstienen mayoritariamente. Así, conseguir una amplia participación era esencial, como de hecho suele ser común en el voto más a la izquierda del tablero político.
Por otro lado, la realidad es que Isabel Díaz Ayuso necesitará prácticamente seguro a Vox para gobernar y el PP no tiene los reparos de Ciudadanos a la hora de gobernar conjuntamente. Si bien la entrada de Vox no molesta a buena parte del electorado de derechas, sí que puede servir como acicate para movilizar a la izquierda ante las peticiones radicales de Vox o incluso para atraer a ese escaso electorado moderado al PSOE o Más Madrid.
Aún así, estos efectos previsiblemente no iban a ser suficientes para conseguir la victoria y la izquierda necesitaría alguno de los sucesos aleatorios que suelen ocurrir en campaña y que siempre hacen peligroso para los partidos unas elecciones anticipadas, por más seguras que puedan estar de base.
Debate electoral, las amenazas y la negación de Monasterio
Uno de los primeros sucesos que podía cambiar el rumbo de las elecciones era el debate electoral. Una mala actuación de Ayuso podía afectar negativamente a la presidenta, que en un primer momento se negó a participar, como ya hiciera Bolsonaro en Brasil (sabiendo que se arriesgaba más a perder que a ganar) pero finalmente accedió al debate.
La realidad es que la mayoría de analistas consideran que el debate cambió poco. La mayoría de encuestas posteriores sitúan que los vencedores de este fueron: Pablo Iglesias, que suele destacar por su actuación este tipo de enfrentamientos, o Isabel Díaz Ayuso, lo cuál es una mala noticia para la izquierda madrileña, ya que un desempeño negativo podría haber afectado a su popularidad, pero parece ser que esto no sucedió a una candidata que le bastaba con empatar para seguir teniendo la ventaja.
Distintos expertos también señalan que Mónica García ganó con el debate, mostrando sus capacidades y siendo más conocida, Que no afectó positiva ni negativamente a Rocío Monasterio, que Edmundo Bal realizó un buen debate, pero que posiblemente no consiga remontar los malos pronósticos de Ciudadanos y que el principal damnificado fue Ángel Gabilondo, que no realizó un debate suficientemente enérgico.
Tras este primer impasse, el principal cambio fue una reducción de la ventaja del PSOE que se trasvasaba a Más Madrid.
Pero después de esto hubo, un momento que marcaría un antes y un después en la campaña: las cartas con tres balas en señal de amenaza de muerte a Pablo Iglesias, el ministro Fernando Grande-Marlaska, y a la directora de la Guardia Civil, María Gámez.
Estas amenazas fueron muy llamativas por su gravedad y recibieron hasta cierto punto la condena de la mayoría de grupos con la excepción de Vox. La formación ultraderechista negó la importancia de estas amenazas violentas, incluso llegando a afirmar en varias ocasiones y públicamente que eran falsas. Si bien esto provocó cierto rechazo, en un primer momento no pareció que tuviera mayor trascendencia en la intención de voto, al menos aparentemente.
No obstante, el punto álgido llegó con el debate en la cadena La Ser, en el que se encontraron los cinco candidatos (ya que Ayuso rechazó participar en este debate). Aquí ocurrió un momento especialmente grave, cuando Rocío Monasterio se negó a condenar las amenazas, incluso diciendo que eran mentira. En ese momento, el líder de Unidas Podemos decidió abandonar el debate si Rocío Monasterio no se retractaba, a lo que la política no solo no se retractó, sino que se jactó de su marcha, celebrándola.
Al poco tiempo, el PSOE y Más Madrid decidieron que no podrían compartir espacios con alguien que ignoraba las amenazas violentas, por lo que no participarían en debates con Vox.
Este debate tuvo un fuerte eco en los canales mediáticos, pues Vox demostró que la violencia política no era un fenómeno que les preocupase. Tan solo unos días antes de hecho, Santiago Abascal anunció que esta pensando en alentar a sus seguidores a usar la violencia si esto era necesario.
Esto puso a la formación ultra un paso más cerca del fascismo clásico, que tenía como uno de sus ejes centrales el uso de la violencia.
Este suceso sirvió posiblemente como un efecto para espolear a la izquierda, mientras que el PP temía que las sobreactuaciones de Vox provocasen una participación masiva del electorado de izquierdas en las elecciones.
Estos extraños envíos y amenazas de muerte se repitieron sobre la ministra Reyes Maroto, la presidencia en funciones Díaz Ayuso y el expresidente Rodríguez Zapatero, con una condena del resto de partidos y con menor eco mediático.
¿Qué dicen las últimas encuestas?
Pese a estos últimos sucesos parece que la izquierda madrileña aún no ha podido darle la vuelta a la ventaja del bloque de derechas. Si hay que preguntarse quién ganará las elecciones en Madrid la practica totalidad de encuestas arrojan Isabel Díaz Ayuso sería la ganadora y que una suma de PP y Vox sería la opción favorita de gobierno, superando la mayoría absoluta de 69 escaños.
A continuación se ordenan las últimas encuestas permitidas y ordenado a las fuerzas de primera a última posición:
Por su lado GAD3 para ABC es todavía más favorable para la derecha: el PP obtendría 62-63 escaños (43,4%), el PSOE 27-29 escaños (19,7%), Más Madrid 20-21 (14,4%), Vox 14 (9,8%) y Unidas Podemos 11 (8,2%). Ciudadanos volvería a quedarse fuera. Así la derecha de PP y Vox podría obtener entre 76 y 77 escaños, bastante por encima de la mayoría absoluta.
Metroscopia para el El País ofrecía los siguientes resultados: el PP lograría 59 escaños (41,3%), PSOE 28 escaños (19,7%), Más Madrid 25 escaños (17,6%), Vox 13 escaños (9,4%) y Unidas Podemos sería cuarta fuerza, 11 (7,8%). Ciudadanos tampoco sacaría representación. Así la suma de gobierno más factible sería PP y Vox con 72 escaños.
Por otro lado, La encuesta de Sigma Dos para El Mundo ofrece los siguientes resultados: el PP obtendría 59 escaños (41%), el PSOE entre 30-31 escaños (21,4%) Más Madrid 23-24 escaños (16,5%), Vox obtendría 12 escaños (8,4%) y Unidas Podemos 11 escaños (8,1%). Ciudadanos no sacaría representación. La suma de PP y Vox obtendría pues 71 escaños, dos por encima de la absoluta.
La encuesta del Instituto DYM para 20 Minutos ofrece una foto similar: el PP obtendría 56 escaños (38,7%), el PSOE por su lado 31 escaños (21,4%), Más Madrid obtendría 25 diputados (17,2%), Vox 15 escaños (10,9%) y Unidas Podemos un total de 9 escaños (6,1%). Ciudadanos no sacaría representación. La suma de PP y Vox obtendría pues 71 escaños, dos por encima de la absoluta.
La única nota discordante a las distintas encuestadoras vendría por parte del CIS, ya que ofrecería la mayoría a la izquierda. El PSOE obtendría 34-36 diputado (23,4%), Más Madrid conseguiría entre 22-24 escaños (15,2%) y Unidas Podemos 11-13 (8,4%). Por su parte el PP obtendría entre 54-56 escaños (36,7%) y Vox 11-13 escaños (8,2%). Ciudadanos tampoco obtendría representación. Así, la suma de gobierno sería la de un tripartito PSOE, Más Madrid y UP que obtendría en su horquilla más alta 73 escaños, 4 por encima de la mayoría absoluta.
Por último, se recoge no una encuesta, sino el mercado de predicciones de Agenda Pública en colaboración para El Periódico, que se enmarca dentro de una investigación de la Universidad de Zúrich sobre los efectos de las expectativas si los cambios en el transcurso de la campaña. Además, este mercado también ofrece estadísticas sobre las posibilidades de resultados de los distintos gobiernos.
Según este mercado predictivo, el PP obtendría 59 escaños (40,52%), PSOE 32 escaños (21,97%), Más Madrid 22 escaños (15,71%), Unidas Podemos 13 parlamentarios (9,45%) y Vox 12 asientos (7,39%). En esta lectura el gobierno más posible volvería a ser el de PP con apoyo externo de Vox (71 escaños), ofreciéndole a este resultado una posibilidad del 48,45%. El tripartito de izquierdas mejoraría sus posibilidades con un 32,51% mientras que una coalición PP y Vox obtendría un 13,94%.
¿Puede ocurrir algo que cambie el resultado de las encuestas?
Así pues ¿quién ganará las elecciones en Madrid? Si hay que atenerse a las encuestas, la mayoría aseguran una victoria clara de Isabel Díaz Ayuso, que posiblemente pueda gobernar con Vox o sea apoyada desde el exterior.
Pese a una campaña en que la izquierda ha salido favorecida, parece que es insuficiente para conseguir revertir la ventaja de Ayuso. Pero… ¿está es la única posibilidad?
Hay varios factores que podrían provocar la creación de un gobierno de izquierdas o al menos sin Isabel Díaz Ayuso:
- Una gran participación: se estima una participación amplia en las elecciones, en torno al 70%, aunque insuficiente para cambiar el curso de las elecciones. Si estas estimaciones fallan y hay una participación varios puntos más alta podría ser un factor decisivo para que la izquierda obtuviera la ventaja.
- El resultado de Ciudadanos: el resultado de Ciudadanos puede ser significativo para el resto de partidos. Cuanto más se acerque la formación naranja a la barrera electoral del 5% pero se quede por debajo, más se reducirá la ventaja del bloque de la derecha. Además si Ciudadanos obtuviera representación, posiblemente el partido sería decisivo para formar gobierno, evitando la entrada de Vox del gobierno madrileño y dando la posibilidad a una formación de un gobierno alternativo encabezado por Ángel Gabilondo (si deciden no pactar con Ayuso). Aunque esto es bastante difícil y la mayoría de encuestadoras dejan a Ciudadanos fuera de la Asamblea, algunas encuestas si ponen a Ciudadanos por encima del 5%.
- Vox no saca representación: era una de la hipótesis que se evaluaban a mitad de la campaña. Si Vox fuese absorbido por un espectacular resultado del PP y se quedase en un porcentaje ligeramente inferior al 5%, evitaría que Ayuso gobernase, al quedarse sin aliados. Esta posibilidad es, a día de hoy, muy poco probable.
- Un evento aleatorio: el resultado de la campaña no se sabe hasta que el último voto está contado. En los días anteriores, puede ocurrir un evento o suceso aleatorio que incline la victoria hacia un lado, sobre todo en elecciones con márgenes ajustados, como podría ser el caso de esta.
Si varios de estos elementos coinciden, hay más posibilidades de que se cree un gobierno alternativo al de Isabel Díaz Ayuso.
Además de esto, hay que coger las encuestas con cautela. La diferencia de bloques, aunque constante, podría no representar fielmente la realidad.
Por último, las encuestas tienen un margen de error y, en los casos más ajustados, solo unas decenas de miles de votos pueden cambiar completamente el resultado. Así, la victoria de Isabel Díaz Ayuso y que consiga formar gobierno es solo el hecho más probable. Pero hasta el día 4 nada está escrito.
Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.