Vox se concentra en Colón mientras fracasa en el resto de España
El pasado domingo 28 de noviembre, Vox volvió a intentar mostrar fuerza en las calles convocando una concentración en la Plaza de Colón, Madrid, a las 12:00h, y frente a los ayuntamientos de las capitales de provincia del resto de España. Según Delegación de Gobierno, el partido de extrema derecha reunió en Colón a unas 25.000 personas (80.000 según Vox) en lo que su líder, Santiago Abascal, denominó el «resurgir patriótico del pueblo español», que sufría el ataque de «golpistas y separatistas». Acudió acompañado de Rodrigo Alonso, diputado autonómico andaluz y líder del sindicato Solidaridad.
El lema de la concentración era «Gobierno de la ruina, la inseguridad y la traición», en un ya tradicional late motiv de la formación ultraderechista, y donde, rodeado de numerosas banderas españolas y pancartas en contra de Pedro Sánchez y sus socios de gobierno, se expuso a Vox como el partido político que más ataques recibe, colocándose en su habitual rol de víctima.
En este sentido, no faltaron menciones a Carla Toscano, diputada de Vox en el Congreso que saltó a los medios después de dedicarle duras palabras a Irene Montero, ministra de Igualdad, incluyendo un comentario donde dijo que «lo único que había estudiado en profundidad es a Pablo Iglesias», dando a entender que su posición política se debía únicamente a su relación con el ex vicepresidente. Ante las lágrimas de impotencia de Montero, Toscano se burló, ya fuera del atril.
Por estos hechos, Toscano se llevó una reprobación que llegó incluso a los medios más conservadores, lo que a ojos de Abascal sitúa a Vox como la víctima.»Se victimizan. Lo que hemos tenido que aguantar esta semana… Decir la verdad en el Congreso se ha convertido no ya en una osadía. Ya es la antesala de un delito. Es violencia. Llevarles la contraria es violencia«, ha dicho al respecto. Por supuesto, no hubo ni un ápice de arrepentimiento o corrección en la intervención de Toscano.
Seguidamente, restó importancia a las amenazas de muerte recibidas por correo por Pablo Iglesias o el ministro de Interior durante las elecciones madrileñas de 2021, tildándolas de «cuento de las navajas y las balas en sobres”. No faltaron tampoco las referencias a Venezuela, a la modificación de la ley de sedición o la polémica por la ley del «solo sí es sí» y la rebaja de las penas de agresores sexuales, a los «impuestos abusivos y confiscatorios» e incluso a la forma de vestir de algunos diputados del Congreso. Y, por supuesto, la petición de la dimisión de Pedro Sánchez.
Más allá de Colón: Vox pierde fuerza en las calles
El discurso de Santiago Abascal terminó alrededor de las 13:00 horas, momento en el cual la plaza de Colón se vació. Aunque la afluencia fue considerada un éxito por sus convocantes (y varios medios de la derecha mediática), analistas y usuarios anónimos en redes sociales y en otros medios hicieron notar que la fuerza en la calle de Vox ha ido perdiendo fuelle en los últimos años.
Sin ir más lejos, la convocatoria de Colón de 2019, aquella en la que participaron conjuntamente PP, Vox y Ciudadanos (y de donde sale la conocida foto de «el trío de Colón») fue bastante más masiva. Tampoco han faltado las comparativas entre la reciente manifestación por la sanidad pública y en contra de la gestión de Isabel Díaz Ayuso, que según Delegación de Gobierno reunió a 200.000 personas (670.000 según convocantes).
A pesar de todo, Colón fue un relativo éxito en comparación a las convocatorias de otras ciudades. Se vieron concentraciones en Valladolid, Salamanca, Sevilla, Granada, València o Alicante, pero con una afluencia muy escasa. En València apenas llegaron al millar de personas, donde el diputado del Congreso Ignacio Gil Lázaro leyó un manifiesto acompañado de otros cargos públicos del partido y donde se denunció que el alcalde, Joan Ribó, había intentado boicotear el acto. Además, en Twitter se viralizó el vídeo de un señor que acudió a la concentración bajo la promesa de que le regalarían cerveza.
Situación similar se ha vivido en Salamanca, donde tampoco han llegado al millar de personas en su intento de contraprogramar la concentración convocada por los sindicatos CCOO y UGT. A pesar de que acudió Víctor González Coello de Portugal, uno de sus diputados más conocidos, además del representante provincial de Solidaridad, la afluencia ha sido bastante escasa. Sin embargo, ha sido todavía peor en Valladolid, donde apenas se han reunido unas 300 personas a pesar de la asistencia del vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo.
Andalucía ha corrido una suerte parecida, donde las concentraciones en Sevilla o en Granada tampoco han superado unos pocos cientos de personas. En esta última, el diputado de Vox en el Congreso, Onofre Miralles, y el responsable de Solidaridad en Granada, Francisco López, leyeron dos manifiestos en una convocatoria que ha pasado muy desapercibida.
A estos pinchazos se suma el desastre de Vox en Barcelona del pasado 21 de noviembre contra la reforma del delito de sedición por parte del ejecutivo central, donde la afluencia no superó las 300 personas que, según la Guardia Urbana de Barcelona, protestaron en la plaza Universitat con la presencia de Ignacio Garriga. El sindicato Solidaridad, por su parte, cifró dicha asistencia en 8.000 personas, lo que seguiría siendo un número bastante bajo, especialmente en comparación a otras concentraciones de Vox.
Así, parece más que evidente que Vox lleva meses perdiendo fuelle en las calles, lo que correlaciona con su bajada en los sondeos de intención de voto, su desastre en las elecciones andaluzas y con su conflicto abierto con Macarena Olona.
Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.