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Donald Trump imputado penalmente por conspirar para anular las elecciones de 2020

El ex presidente Donald Trump ha sido finalmente imputado y deberá someterse a un juicio penal después de que Jack Smith, el fiscal especial, lograra el pasado martes que el Gran Jurado apoyara las conclusiones de su pliego de acusaciones. Conclusiones en las que establece, sin tapujos, que Trump fue el principal instigador de que sus seguidores asaltaran el Capitolio del 6 de enero de 2021 con el objetivo de impedir la ratificación de Joe Biden como presidente de Estados Unidos tras su victoria electoral en octubre de 2020, lo que considera un fallido intento de golpe de Estado y un ataque a la Constitución.

Así, en lo que ya sería la tercera imputación del ex presidente, el documento de la acusación del fiscal es claro. Establece, a lo largo de 45 páginas, que Donald Trump era consciente de «que había perdido «haber perdido» las elecciones y que conspiró para «evitar abandonar el poder «permanecer en el poder» a través de la obstrucción de los procedimientos oficiales, la «propagación de mentiras de que había ganado» y de un supuesto fraude electoral que nunca se demostró y el apoyo en teorías de la conspiración. El fiscal reitera en el documento que Trump repitió estas mentiras para que «parecieran legítimas» con el fin último de «anular el resultado legítimo de las elecciones».

Además, Trump no es el único que aparece en el documento del fiscal especial. Se señala que, al menos, contó con la colaboración de seis personas: cuatro abogados, un responsable del Departamento de Justicia y un consultor político. Medios estadounidenses como The Washington Post han sugerido que estas personas podrían ser Rudi Giuliani, Sidney Powell, John Eastman, Jeffery Clark, Kenneth Chesebro y James Troupis, pero en la acusación no aparecen sus nombres, por lo que no puede confirmarse.

Cronología de un intento de golpe de Estado

El documento también recoge de forma pormenorizada cual fue el relato de los sucesos que antecedieron al asalto al Capitolio y ofrece argumentos de cómo Donald Trump era plenamente consciente de que estaba mintiendo con el objetivo claro de permanecer en el poder, un relato que abarca cómo se sucedieron las acciones del ex presidente y su entorno político desde el 3 de noviembre de 2020 (el día de las elecciones) hasta el 6 de enero de 2021, cuando se sucedió el asalto al Capitolio por parte de sus seguidores.

Por un lado, relata que muy buena parte de la gente de su alrededor le avisó de que había perdido las elecciones de 2020 de forma clara: su propio vicepresidente, Mike Pence; funcionarios del Departamento de Justicia y de Seguridad Nacional; y buena parte de sus asesores legales y políticos y otros cargos de confianza. Pese a eso, Trump presionó a su vicepresidente para impedir la ratificación de Joe Biden el 6 de enero, a lo que éste se negó.

Así, la misma noche electoral, Trump compareció en la Casa Blanca y se autoproclamó vencedor a pesar de que faltaba una buena parte del recuento debido a la enorme cantidad de voto por correo a raíz de la pandemia de COVID19. Se hicieron famosos los tuits que Trump publicó en su cuenta oficial como «STOP DE COUNT», llamando a parar el recuento en un momento en el que la victoria de Biden no estaba clara, tuits que le costó la suspensión de la cuenta.

Una vez se anunció la victoria definitiva de Joe Biden el 7 de noviembre, Trump y su gobierno recurrieron a la vía judicial para anular los resultados en varios estados clave que le habían otorgado la victoria al candidato del Partido Demócrata. De las más de 60 reclamaciones presentadas, no fue aceptada ni una sola muy a pesar de que el Tribunal Supremo goza de mayoría republicana.

Mientras tanto, personalidades cercanas a Trump comenzaron a difundir teorías de la conspiración y bulos acerca de un supuesto fraude electoral. Entre ellos está Rudy Giulani, quien dirige a su equipo de letrados, motivo por el cual los medios estadounidenses lo señalan como posible implicado en las acusaciones del fiscal especial. El paso 26 de julio, Giulani reconoció, de hecho, que mintió acerca del fraude en un colegio electoral en Georgia.

Aunque el propio Departamento de Justicia reconoció no encontrar ninguna prueba de fraude, el relato sobre el mismo ya se había construido incluso desde antes de las elecciones, como concluyó la propia comisión de investigación del Congreso acerca de los hechos del 6 de enero de 2021. Esto llevó a la destitución de William Barr, el secretario del Departamento de Justicia, y su sustitución por Jeffrey Clark, el cual redactó una carta donde decía haber encontrado pruebas de fraude electoral, pruebas que nunca aparecieron. Jeffrey Clark también ha sido referido por medios estadounidenses como otro de los posibles conspiradores mencionados por Jack Smith en su acusación formal debido a este hecho.

Paralelamente, se sabe que Trump también presionó a la administración del estado de Georgia, donde Biden ganó por unos 12.000 votos aproximadamente. De hecho, ganar en Georgia fue una de las claves de la victoria de Joe Biden, ya que este estado otorga 16 delegados. Por estos hechos, Trump podría enfrentarse a futuras imputaciones por presunta obstrucción del proceso electoral.

Otro de los conspiradores citados ha sido John Eastman, jurista a las órdenes de Trump, quien habría fabricado un recurso administrativo que le serviría a Mike Pence, el vicepresidente, para negarse a proceder con la ratificación de Joe Biden como presidente del país en el Congreso. Por estos hechos, Eastman se ha visto involucrado en un proceso por el cual podría perder su licencia de letrado. Lo demás ya se sabe: Pence se negó, enfrentándose a Trump, lo que le convirtió en objetivo de la horda de seguidores que se asaltó el Capitolio el 6 de enero.

En la acusación, el fiscal argumenta que el plan de Donald Trump era que, ya que Mike Pence se negaba a sus deseos, lograr este mismo fin mediante el asalto al Capitolio. ¿Por qué? Según el documento de Jack Smith, paralizado este proceso, Trump podría haber sustituido a los representantes electos escogidos en los estados donde ganó el Partido Demócrata pero donde había una mayoría republicana en las cámaras legislativas. Controlando esos seis Estados, podría retorcer el resultado electoral.

Acto seguido, el documento establece que Trump no hizo nada por evitar el asalto al Capitolio e incluso que envió mensajes de apoyo a sus seguidores, diciendo que la rabia que sentían estaba justificada porque le habían robado las elecciones. Al margen de las conclusiones del fiscal, se han presentado pruebas que sugieren que el papel de Donald Trump no se limitó presuntamente a la simple instigación, sino que tanto su entorno político como él habrían planeado el asalto presuntamente.

Así lo concluyó la comisión de investigación del Congreso o el hecho de que miembros de su círculo cercano se reunieran con miembros del grupo neofascista Proud Boys, implicados en los hechos del 6 de enero junto al menos 476 personas, muchas de las cuales declararon bajo juramento que actuaron siguiendo al entonces presidente. Posteriormente, Trump dijo que si ganaba las elecciones de 2024, indultaría a varios de los condenados por el asalto al Capitolio.

También, a raíz del relato de Cassidy Hutchinson, asistente personal de Mark Meadows, jefe de personal de la Casa Blanca y mano derecha de Donald Trump durante su administración, Trump habría pedido a la seguridad del Capitolio que quitaran los arcos de seguridad del edificio poco antes del asalto y habría tratado de unirse a ellos durante la concentración frente al edificio.

El documento del fiscal especial también ha reflejado un dato desconocido. Según las conclusiones de la acusación, Pat Cipollone, consejero legal de la Casa Blanca, suplicó a Trump que diera marcha atrás en sus objeciones a la victoria de Biden poco después de iniciado el asalto al Capitolio, a lo que Trump se negó.

Cruce de reproches entre Trump y Smith

Por supuesto, la reacción de Donald Trump y su entorno no se ha hecho esperar. En un post en su red social, Truth Social, el ex presidente trató de adelantarse a la publicación del documento y escribió que «el ‘trastornado’ Jack Smith, para interferir en las elecciones del 2024, va a sacar otra falsa acusación contra vuestro presidente favorito». Acto seguido, cuestionó la veracidad del documento, alegando que había tardado demasiado en establecer sus conclusiones con el objetivo de «poner esto en medio de mi campaña». Por otro lado, sus abogados emitieron un comunicado comparando la acusación con «la Alemania nazi» o «la extina Unión Soviética».

El fiscal especial Jack Smith no tuvo reparos en responder a estas cuestiones en su acusación, diciendo que «el ataque al Capitolio» fue «un asalto sin prcedentes al pilar de la democracia en Estados Unidos» y que «fue alimentado por las mentiras del acusado».

Y es que las tensiones entre Trump y Smith vienen de lejos. Sobre el ex presidente pesan otras 39 imputaciones formuladas por el fiscal especial por el presunto robo de documentos confidenciales del gobierno estadounidense encontrados en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida, incluyendo destrucción de documentos y de archivos audiovisuales, vulnerar la ley de espionaje u obstrucción a la justicia.

Donald Trump también se encuentra imputado por 34 cargos por presunta falsedad en el caso del pago de 130.000 dólares a la actriz porno Stephanie Clifford obtenidos del dinero de la campaña electoral de 2016 con el objetivo de sobornarla para que no dijera nada acerca de haber mantenido relaciones sexuales y que no saliera a la luz pública, lo que supondría reconocer una infidelidad en medio de las elecciones que finalmente le dieron la victoria. El caso es conocido en Estados Unidos como «Caso Stormy Daniels» y convirtió a Trump en el primer ex presidente imputado penalmente en toda la Historia de EEUU.

Esta nueva imputación, por la que Trump responderá ante el juzgado el próximo jueves 3 de agosto, supone ir un paso más allá. Donald Trump se ha convertido en el primer ex presidente en estar acusado de atacar los cimientos de la democracia del país lo que, en su conjunto, podría enfrentarse a penas de cárcel de por vida.

 “Cada una de las conspiraciones, basadas en la desconfianza que el acusado creó con mentiras desestabilizadoras sobre el fraude electoral, se dirigió contra la base del Gobierno de Estados Unidos, la de recoger, contar y certificar los resultados de las elecciones presidenciales”, dice así el fiscal especial en sus conclusiones.

También se ha pronunciado Rudy Giulani quien, a pesar de haber reconocido algunas de sus mentiras sobre las elecciones, ha declarado a través de Twitter que «la acusación de hoy destripa la Primera Enmienda y criminaliza al oponente político número uno del régimen gobernante por atreverse a hacer preguntas sobre los resultados de las elecciones de 2020.»

Pero hay alguien que también ha decidido posicionarse. Ha sido el caso de Mike Pence, el cual ha cargado duramente contra su ex presidente en un comunicado a través de la red social Twitter, diciendo que «nadie que se pone por encima de la Constitución debe ser presidente de Estados Unidos».

Muy duro teniendo en cuenta que Trump aspira a volver a presentarse a las elecciones en 2024. «El 6 de enero, el ex presidente Trump me exigió que eligiera entre él y la Constitución. Elegí la Constitución», ha recalcado. Mike Pence, que se ha convertido en un opositor al trumpismo, plantea presentarse a las primarias del Partido Republicano y postularse para la presidencia de Estados Unidos.

¿Trump inhabilitado para presidente?

El relato construido por Donald Trump y su corriente dentro del Partido Republicano, a pesar de los obstáculos legales y los procesos judiciales, ha tenido un impacto considerable en la sociedad estadounidense. De hecho, para principios de 2022, alrededor del 70% de los votantes del Partido Republicano continuaban pensando que Joe Biden había robado las elecciones.

Los procesos judiciales a los que se ha visto inmerso el ex presidente le han servido, además, para reforzar sus teorías de la conspiración. Unas conspiraciones en las que un supuesto «estado profundo» (deep state) estaría manejando los designios del país en las sombras y estarían azuzando los instrumentos legales contra él. Así, por ejemplo, cargó duramente contra el FBI por el registro de su domicilio en Mar-a-Lago por ocultar documentos clasificados.

De hecho, en una encuesta realizada la semana pasada por The New York Times, Trump continúa siendo el favorito para ganar las primarias del Partido Republicano, sacando un 37% de ventaja sobre Ron DeSantis, el gobernador de Florida, el único que parece ser capaz de disputarle el puesto. Según dicha encuesta, el 54% de los votantes republicanos elegirían como candidato a las presidenciales a Trump en contraste con el 17% que prefiere a DeSantis. Después, muy por debajo, el 3% prefiere al ex vicepresidente Mike Pence.

No obstante, si finalmente Trump es condenado a penas de cárcel, la pregunta es si podría ser inhabilitado para postularse a la presidencia. Y es que no parece existir ningún impedimento legal para tal efecto, a raíz del Artículo II de la Constitución y una enmienda posterior. Tampoco existe jurisprudencia al respecto ya que es la primera vez que un ex presidente se enfrenta a causas penales.

Por lo que a cuestiones legales respecta, Trump podría, incluso desde la cárcel, presentarse a las elecciones, ganarlas y, después, indultarse a sí mismo, siempre y cuando el Tribunal Supremo determinase si, en esas circunstancias, un presidente puede tomar ese tipo de decisiones. Hay que recordar que el alto tribunal estadounidense goza de mayoría republicana.

De hecho, hay un antecedente: se trata de Eugene Debs, que se presentó a las elecciones de 1920 mientras se encontraba en prisión condenado por sedición. No obstante, no ganó el proceso electoral, por lo que quizá el caso no pueda aplicarse a la actualidad.

Más allá de las cuestiones legales, lo que plantean diversas personalidades, entre figuras políticas, analistas, periodistas, activistas o influencers, habría que plantearse si alguien que sea condenado por dinamitar los pilares de la democracia estadounidense debería ser respaldado por la sociedad y todas las cuestiones morales y éticas que ello implica. Y, aunque todavía es pronto para hacer un balance del impacto de la acusación del fiscal Jack Smith, más aún teniendo en cuenta que Trump no ha sido condenado, el ex presidente sigue siendo el favorito para ocupar la Casa Blanca el año que viene.

Donald Trump imputado penalmente por conspirar para anular las elecciones de 2020

Adrián Juste

Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.

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